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CARRUSEL: · Díaz Brown en el PRI: Espantosamente solo


Por Víctor Fausto Silva D.


Es de mal gusto hablar de los difuntos, pero no hay de otra cuando el velorio pasa de la solemnidad del duelo al jaloneo del cajón y uno que otro moquete cruzado entre los dolientes, una escena más común de lo deseable, porque si bien a primera hora todo mundo ensalza las virtudes del finado, a media noche terminan tupiéndole con todo porque al final de cuentas sale a relucir que era un despreciable tal por cual.

Guardadas las debidas proporciones, en el caso del PRI Sonora estamos ante una escena similar, porque el zafarrancho se veía venir (y así llegó) desde el frustrado proceso dizque democrático para renovar la dirigencia estatal.

Lo demás es historia conocida: la intentona terminó llegando a los tribunales con un inesperado cerrojazo que nadie vio venir, pues -como conejo en sombrero de mago- surgió como nuevo dirigente Rogelio Díaz Brown, que por lo menos públicamente no tenía vela en el entierro.

Por supuesto, la rumorología y el sospechosismo no se hicieron esperar, atribuyendo a Manlio Fabio Beltrones la maquiavélica jugada, pero en aguas tan revueltas, vaya usted a saber.

El asunto es que “El Roger” para sus amigos pegó el inesperado brinco para dirigir los restos del otrora invencible, pero todavía no calentaba la silla y menos definía cómo aplacar a tanto alzado y/o resentido, cuando ¡palo!, las dos únicas diputadas que le quedaban como chiqui bancada al tricolor, le tiraron con los fierros, y sin rubor ni pudor alguno se pasaron a Morena.

Ely Sallard y Karina
Zárate: Rindieron la
plaza


Patidifuso, “El Roger” apenas alcanzó a admitir que no vio venir la pedrada, de la cual se enteró apenas minutos antes de que Ely Sallard y Karina Zárate lo anunciaran en rueda de prensa, para después acudir ante el gobernador Alfonso Durazo a tronarle la matraca en señal de adhesión, como sin con ella se salvara la patria de cuanto mal la aqueja, o como si le hicieran el gran favor al de Bavispe, cuando aún sin ellas tenía en la cámara su reluciente aplanadora.

Por supuesto, su motivo para agarrarse de otra liana es el de moda: su desacuerdo con la dirigencia nacional que encabeza el impresentable “Alito” Moreno.

Igual pasó antes con “El Pato” de Lucas y Natalia Rivera, sólo que éstos, más vagos y colmilludos, no corrieron hacia Morena, sino al Movimiento Ciudadano, cuyo dueño en el país sigue siendo (y así seguirá) Dante Delgado, de brillante y reconocida hechura priista.

¿Será que la sangre llama? Vaya usted a saber, pero a la luz de los acontecimientos que se han venido en cascada, bien pueden resumirse en cuatro conclusiones:

1.- Ni se acaba el mundo ni se salva porque Ely Sallard y Karina Zárate hayan cambiado de camiseta. Lo único que están haciendo es meterle más engranes a la maquinaria de Morena, que, insisto, no las necesitaba, dada su aplastante mayoría.

2.- Lo que exhiben además es que les valió cuete el voto ciudadano que las llevó a sus curules, porque bien o mal, la gente cruzó en las boletas siglas diferentes a las que ahora abrazan con tanto entusiasmo, y eso debería merecerles un mínimo de respeto. Pero ni siquiera en sus distritos de Hermosillo las echarán de menos, porque desde su elección no volvieron a pararse en ellos.

En todo caso y por su propio gusto quedaron expuestas a que desde el cascarón del PRI las tachen de traidoras, y en Morena de arribistas y advenedizas, sobre todo por aquellos morenistas considerados químicamente puros, que continúan viendo y lamentando que su partido siga agarrando de todo, mientras muchos de ellos nomás ven desde afuera el banquete del poder.

3.- Decir que con su salida se hunde el PRI es echarle demasiada crema a sus tacos. Para ser realistas, sólo están echándole más paladas de tierra a la fosa, lo que tampoco es novedad, porque éso ya parece deporte.

Díaz Brown: Ya pasó
a la historia


4.- ¿Que es un broncón para “El Roger” Díaz Brown, que por lo pronto ya pasó a la historia como el primer presidente del PRI sin un mísero diputado local? Sin duda alguna, pero para ser francos, el broncón lo compró desde que aceptó dirigir el cascarón que dejó tirado “El Pato” de Lucas.

A estas alturas, con la tropa tan diezmada, en un descuido es el menor de sus dolores de cabeza.

El principal será componer el tiradero que le dejaron y sacar al partido del hoyo, y con el 2024 a la vuelta de la esquina, eso se ve en chino.

A menos que su patrocinador o patrocinadores tengan algún plan magistral para revivir de golpe al tricolor, quizás no estamos muy lejos de presenciar un inédito e inimaginable diálogo de campaña en alguna colonia, entre un candidato y los potenciales votantes:

- Señores: ¡Vengo del PRI!…

- ¿Y eso qué es?

En vía de mientras, nos reportan que en las oficinas centrales del PRI en Hermosillo, donde antes no cabían las entusiastas multitudes, ahora soplan aires gélidos y ruedan chamizos por los pasillos, con música de fondo de la mítica película del viejo Oeste, “El bueno, el malo y el feo”, y con Díaz Brown asomándose en busca de algún partidario…espantosamente solo.

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