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CARRUSEL: * Sospechoso mutis de Guadalupe Taddei, en cañoneo contra el IEE * Consejeros y magistrados, bajo vergonzoso acoso de la FGR


Por: Víctor Fausto Silva D.

Es lamentable, vergonzoso y condenable lo que viene pasando en los órganos electorales de Sonora, donde dos consejeros y 3 magistrados especializados en la  materia son víctimas de una abierta campaña de hostigamiento e intimidación, hasta con persecución policiaca de por medio.

Si ya la embestida soterrada era preocupante considerando que se busca desacreditar al árbitro cuando apenas inicia el año electoral, la situación de plano toma tintes hamponescos cuando interviene la Fiscalía General de la República y moviliza genízaros en supuestas actuaciones domiciliarias, dizque integrando una carpeta de investigación cuyos motivos ninguno de los acosados conoce.

El caso más ilustrativo y más grave hasta el momento es el del consejero del Instituto Estatal Electoral, Daniel Rodarte Ramírez, cuyos padres recibieron la nada social visita de elementos de la Fiscalía General, sin más explicaciones que la de actuar en una "averiguación en curso" y esas zarandajas propias del acalambramiento, que seguramente también le explicaron en detalle y con todo comedimiento (no se fuera a enojar el señor) a Ovidio Guzmán en Culiacán. Mjú.

Daniel Rodarte: "calambres" a domicilio

Ante le embestida, Rodarte Ramírez acudió a dar la cara a la delegación de la FGR, sólo para toparse con un Ministerio Público que ni siquiera se dignó explicarle de qué se trata el asunto y mucho menos de qué se le acusa.

El fiscal se atrincheró en que la averiguación es de mero trámite, lo cual de ninguna manera le quita a su actuación el tufo intimidatorio y represivo, ni el susto que los federales hicieron extensivo a los padres del consejero, dos personas mayores, como si fueran peligrosos delincuentes.

La burda estrategia de descalificar a los órganos electorales -copia fiel de la que ejecutan a nivel nacional el propio presidente López Obrador y Morena contra el INE- incluye también al consejero del IEE, Francisco Arturo Kitazawa Tostado y a los Magistrados del Tribunal Estatal Electoral, Leopoldo González Allard, Carmen Patricia Salazar Campillo y Hécor Sigifredo Cruz Iñíguez.

Ninguno de ellos sabe de qué se trata, pero sí saben que como parte de la sucia trama, el pasado 17 de septiembre la presidenta del IEE, Guadalupe Taddei Zavala, recibió de un Ministerio Público Federal un oficio en el que prácticamente le pide que se convierta en "soplona" de la Fiscalía y cómplice de su intentona por "empapelar" judicialmente a sus compañeros.

Guadalupe Taddei: una postura indigna

En el documento, el sujeto le pide a Taddei que le remita copia certificada de los nombramientos de los citados profesionistas, lo cual pasaría como más o menos razonable si se tratara de cotejar que efectivamente tienen validez legal, pero lo que no tiene desperdicio es que le piden proporcionar "el domicilio particular de los antes mencionados, donde puedan ser ubicados y localizados (!?)" y que además "remita fotografías de cada una de las personas antes mencionadas".

No se sabe si a estas alturas doña Guadalupe Taddei cumplió la vegonzosa encomienda de convertirse en "halcón" de la FGR escondiéndose detrás de algún ramajal para fotografiar subrepticiamente a sus colegas o siguiéndolos hasta sus casas para ver dónde viven, pero lo que sí se sabe es que ha venido nadando "de muertito" con su indigno silencio, mientras el poder federal intenta avasallar o por lo menos descalabrar desde ahora a los órganos que calificarán las próximas elecciones, desde el INE para abajo.

El problema no es menor para doña Guadalupe, no sólo porque ella misma preside uno de los organismos sometidos al fuego federal, sino porque además lleva el apellido Taddei, el mismo de su primo Jorge, el máximo representante de López Obrador en Sonora y preclaro impulsor de Alfonso Durazo Montaño para la gubernatura por Morena.

Jorge Taddei: el peso del apellido

Seguir haciéndose "chombita" sin defender a un organismo que se precia de ser autónomo, apartidista y profesional, mientras sus colegas son perseguidos hasta con chotas, no hará más que alentar el sospechosismo de que la señora comenzó a evidenciar de qué lado están sus afectos.

¿Caería en el mismo ominoso y sospechoso silencio, si la acosada fuera ella?

Seguramente que no.

Pero ahora, mientras le apedrean la casa, que siempre ha defendido como de cristal por su supuesta honestidad y transparencia, doña Guadalupe hace mutis.

En el pantanoso terreno de la política, el "dejar hacer, dejar pasar" también implica complicidad.

Aquí le están tupiendo con los recusos más bajos a la institución que dirige y ella no mueve un sólo dedo en su defensa

El que calla otorga.

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