CARRUSEL: De políticos “chicharroneros”, lambiscones y entreguistas

Chayito Quintero: Pizcando medallitas

Por Víctor Fausto Silva:

Los políticos mexicanos tienen merecida y bien ganada fama de oportunistas y gandallas, y no dejan pasar oportunidad para sacarle brillo a tan dudoso estatus.

Los tiempos del coronavirus no podían ser la excepción

Algunos lo hacen por un mero afán protagónico que los lleva a buscar reflectores y aplausos donde estén, de tal manera que el mismo día se dan maña para asistir a un bautizo, una boda y un funeral, y en éste, son capaces hasta de pedir que los metan al cajón con tal de acaparar las miradas. Son, pues, de los que se creen más que el muerto.

Fuera de esos desplantes de vedetismo que ya todo mundo les conoce y les chotea, no suelen ser más peligrosos que su ridícula vanidad llevada al extremo, pero los hay también “de mala leche”, los que actúan con todos los agravantes de premeditación, alevosía y traición.

A éstos les importan un rábano sus representados con tal de quedar bien con el que manda, así sea a costa de quemarse como serviles y rastreros.

De ambos estilos hemos visto a últimas fechas en Sonora, y en distintos niveles. Como para corroborar que donde quiera se cuecen habas, aquí le van tres ejemplos:

1.- La alcaldesa de Navojoa, Chayito Quintero, la populista hasta el tuétano que lo mismo se disfraza de fariseo en Cuaresma que de catrina en Día de Muertos, protagonizó un penoso ridículo cuando intentó colgarse de la entrega de mil despensas que hizo el gobierno estatal en Navojoa.

La gente de la Sedesson la paró en seco y se le cebaron los flashazos, después de que sus corifeos ya habían corrido la voz de que ella solita salvaría al pueblo de la hambruna mundial que se avecina por la pandemia.

Total: el gentío al que alborotaron sus porristas se quedó con la mano estirada y ella con el coraje entripado, pero bueno, la lucha le hizo por colgarse la medallita.

Griselda Soto: En la pepena preelectoral

2.- Otra que no escapó a los papelones fue la diputada de Morena por Navojoa, Griselda Soto, cuando hace días sacó charola legislativa tamaño placa de tráiler y por sus pistolas quiso brincar el filtro sanitario que instaló el alcalde de Etchojoa, “El Juditas” Mendívil, tratando de contener a quienes, sin negocio alguno, quieren seguir haciendo bola y paseándose como si estuvieran de vacaciones.

Como a la dama no le gustó el frenón, dejó de lado la investidura como legisladora y asumió el papel de mando policiaco, argumentando ¡que andaba supervisando los retenes!, cuando lo que debería supervisar son las colonias y las comunidades en su distrito, que ha dejado en un lastimoso abandono desde que agarró el hueso.

Total: los del retén no cedieron y la ilustre diputada tuvo que recular, no sin antes dar zapatillazo en el pavimento y tirarles a los agentes con la bolsa de las pinturas, pero igual que Chayito, la lucha le hizo por salir en los medios de comunicación con la bandera de que anda muuuy preocupada por su gente ante el coronavirus. Mjú.

Con todo, estimado lector, ambos casos encuadran en lo que bien podríamos calificar como “política chicharronera”, la del oportunista o primerizo que a todas va a ver qué raja saca. Es la pepena preelectoral, pues, cuando sienten que se les acaba una liana y necesitan manotear otra.

Porque hay otros casos peores. De descarado entreguismo al Poder Ejecutivo y con él, de traición a la división de poderes.

La “ocurrencia” de Lorenia Valles

Lorenia Valles: Tiró su dignidad a la basura

Lorenia Valles Sampedro, la diputada federal por el tercer distrito de Sonora, acaba de cometer la peor pifia que pudo ocurrírsele y en el peor momento.

De la noche a la mañana, se sacó de la manga una iniciativa -¿propia o pitcheada?- para reformar el artículo 29 de la Constitución General de la República, un cambio que no sólo dejaría al Congreso de la Unión en calidad de caricatura, sino que le daría peligrosos poderes plenipotenciarios al Presidente, poniéndolo a la orillita de investirlo legalmente para que se erija en dictador.

En su parte sustancial, dicho artículo dice así (Las mayúsculas son nuestras):

“En los casos de invasión, perturbación grave de la paz pública, o de cualquier otro que ponga a la sociedad en grave peligro o conflicto, solamente el Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, CON LA APROBACIÓN DEL CONGRESO DE LA UNIÓN O DE LA COMISIÓN PERMANENTE cuando aquel no estuviere reunido, podrá restringir o suspender en todo el país o en lugar determinado el ejercicio de los derechos y las garantías que fuesen obstáculo para hacer frente, rápida y fácilmente a la situación; pero deberá hacerlo por un tiempo limitado”.

Pues bien, quizás queriendo acomodar la pandemia como uno de los supuestos (“que ponga a la sociedad en grave peligro o conflicto”) para llegar al extremo de suspender las garantías de los mexicanos, Lorenia Valles propuso que “en caso de que las Cámaras (de Diputados y Senadores) no puedan reunirse, tomen la decisión las Juntas de Coordinación Política” (¡¡¡!!!!!!!)

¡Habráse visto tal balazo en el pie para quien se dice representante popular –y de los sonorenses- en uno de los tres poderes de la Unión!

O sea -y con perdón del término, estimado lector-, ¡a la jodida todos los diputados federales y los senadores! y al bote de la basura la supuesta representación de los mexicanos que los llevaron a las Cámaras.

Si esa propuesta la hubieran presentado los priistas en el sexenio de Peña Nieto, el propio López Obrador hubiera acudido a incendiar el Palacio Nacional, acusándolos de maquinar un golpe de Estado disfrazado.

Y si la aberración propuesta por Valles Sampedro hubiera cuajado, estaríamos ante el escenario de que cuando a Su Alteza Serenísima le diera su regalada gana, congelaría las garantías individuales de los mexicanos sin necesidad de someterse al pleno del Congreso de la Unión –constituído por ambas Cámaras-, pues le bastaría con el simple voto de las Juntas de Coordinación Política…que en ambas domina Morena.

Era, pues, un regalito con moño para que el dueño del país decidiera, sin oposición alguna, cuándo y cómo suspender los derechos de los mexicanos consagrados en la Constitución, por cualquier situación que él y nadie más calificara como grave.

¿Será que doña Lorena tuvo pesadillas y visiones sobre eventuales y violentas protestas callejeras, contra un Presidente y una 4T que están tronando por todos lados?

¿Temerán los Morenistas que el pueblo “feliz, feliz, feliz” caiga en cuenta que le vendieron espejitos y decida incurrir en “perturbación grave de la paz pública”, sobre todo si el 2022 vota por revocar el mandato y -fiel a su estilo- López Obrador alega que le cometieron fraude, y por ende no reconocerá los resultados?

¿Por eso quería ponerle a López Obrador la decisión fast-track en bandeja de plata, para que mediante un recurso amañado y legaloide el señor pueda usar el garrote, si la gente se harta y se le va encima?

¡Qué grave! ¡Y qué manera de denigrar su representación como legisladora federal, prácticamente abdicando de su responsabilidad para ponerse a las órdenes de El Señor, para cuando él guste y mande!

Lo bueno en medio de tanto servilismo fue que a Valles Sampedro le tupieron duro y macizo desde diversos frentes, sobre todo en las redes sociales, y tuvo que recular: retiró la lambiscona iniciativa de reforma, pero eso sí, salió dándose baños de demócrata diciendo que lo hacía “Gracias a la comunicación permanente y franca que sostengo con la ciudadanía”.

Miente descaradamente. ¿Cuándo realizó ni siquiera un mísero foro de banqueta para plantear su disparate? ¿Cuándo consultó a los especialistas del derecho para que le abrieran los ojos ante su abyecta aberración?

Si la “ideota” fue de ella, ¡qué pobre concepto tiene de su propio papel en el indispensable equilibrio de poderes de este país!

Y si se la pasaron como chicle a ver si pegaba, entonces está peor, porque la habrán usado como marioneta desechable.

Víctor Fausto Silva Duran

Periodismocomoes@gmail.com