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CARRUSEL: ¿Quiere usted ser candidato?; cheque el manual ¡Y apúrese!


Por Víctor Fausto Silva D.


Si ya lo había hecho la Comisión de Quejas del INE, ahora lo ratificó el Tribunal Federal Electoral: que “corcholatas” y contrarios ya pueden acelerar el turismo electoral y darse con todo, lo que de paso nos lleva a pensar que cualquier acelerado en busca de hueso puede brincar al taste, así vaya solito y su alma.

Así es la democracia en México, pues, cuyos alcances y topes delinean nuestros políticos conforme les convenga, elaborando leyes y reglamentos a los que luego, muy orondos, simplemente hacen a un lado o les pasan por encima.

Ahora sí: Banderazo
para todos


En plena austeridad republicana, chiquitas les quedaron las ciudades a Claudia Sheinbaum, Adán Augusto López y Marcelo Ebrard para tapizarlas con sus nada baratos espectaculares, mientras Ricardo Monreal y Gerardo Fernández Noroña no pasaban del pataleo exigiendo piso parejo y nadie los pelaba en el mando de Morena.

Eso, hasta que ¡milagro democrático! López Obrador se dio cuenta del insultante derroche y tibiamente “sugirió” el retiro de dicha propaganda, dizque por innecesaria, pues la 4T no se hunde ni chocando cien veces con el piedrón de hielo que desgració al Titanic.

Ahora viene también el espectáculo de los contrarios a Morena -con más aspirantes que militantes-, como para redondear la función del circo de varias pistas donde se jugará el futuro del país, para llamar pomposamente al desgreñadero que se avecina.

Y si así están las cosas arriba, no tienen por qué ser muy diferentes abajo, donde acá en corto más de cuatro ya se hacen -de perdida- con una macana y una charola de cuico, esperanzados en que el reparto sea más justo, porque habiendo tantos tiradores se necesitarán más premios de consolación para quienes al final se queden con la manita estirada…pero reclamando cuotas porque se la jugaron con la causa.

Mientras tanto y a reserva de su mejor opinión, estimado lector, creo que el electorado sigue mereciendo un mínimo de respeto, si no de los partidos, sí por lo menos de quienes se venderán como chuchas cuereras, especialmente para buscar las presidencias municipales, posiciones claves porque ahí recaen en primera instancia la problemática y las necesidades que terminan rebotando a nivel macro.

Podría entonces esbozarse una especie de manual que sirva tanto para los aspirantes como para que el pueblo bueno y sabio le vaya midiendo el agua a los camotes, y al final decida quién le conviene.

Sería algo así, por si le interesa entrarle a la pelotera:

1.- Antes que nada, usted debe pregonar (por sí mismo o por interpósita persona), una honradez a toda prueba y una trayectoria laboral o empresarial tan limpia y exitosa que una vez resueltos sus problemas de por vida, lo impulsaron al altruismo y al desinteresado y muy cristiano sacrificio por los demás. Nada de tener bajo el tapete trinquetes o amenazas, porque luego cualquier malora se los sacará a relucir: tiene que dar imagen de total probidad.

2.- Si usted sabe lo que le duele a su municipio, prácticamente ya la hizo. No importa que por su condición socioeconómica no haya padecido ninguna de las carencias que como letanía le recitarán en cuanta visita le haga al peladaje.

Usted ponga cara de circunstancias, haga como que le duele y como que le entiende a eso de resolver problemas que cien antecesores jamás resolvieron.

Besuquear chamacos
es estratégico


Si está en su ánimo (y si no los ve muy chamagosos, por aquello de la crónica falta de agua en las colonias) cargue o sóbele la cabeza a un chamaco y abrace a una viejita y baile con ella, mientras le toman fotos y video. Donde se preste la ocasión, sonría: eso demuestra que a usted no lo pandea nada.

Esos detalles siempre pegan. Lo hacen ver empático con el proletariado.

3.- Échele la culpa de todos los males a los gobiernos anteriores, acúselos de corruptos e ineptos y hasta de la sequía. También funciona. Ya ve a López Obrador: va para un sexenio culpando a Felipe Calderón.

4.- Cuide que las promesas sean medianamente creíbles, como para engatusar ilusos y jalar votos. Tampoco se pase de lanza prometiendo lo que ni usted se traga, como aquello de no endeudar más al municipio, porque ya se lo dejaron más tronado que un ejote.

Recuerde que la honestidad vale oro. Mejor dígale a la gente que pedirá cuanto crédito sea necesario aunque la deje entracalada hasta las greñas y con puras obras chirris, y échele la culpa por malapaga con sus impuestos.

Eso sí: tiene que hacerlo muy diplomática y teatralmente, tirándose al suelo y llorando la ruina cada vez que pueda.

La lástima también jala adeptos, aunque está visto que en este país hasta el cinismo lo hace. Ahí está el tristemente célebre caso de Hilario Ramírez Villanueva, “Layín”, aquél alcalde panista de San Blas Nayarit, que sin empacho alguno declaró:

“¿Que le robé a la presidencia? Sí le robé. Sí le robé. Poquito, porque está bien pobre. Le di una rasuradita, nomás una rasuradita”…e increíblemente, ¡repitió en la alcaldía!, sólo que como candidato independiente.

De cualquiera manera, usted no se la juegue ni se exponga, primero, porque se vale ser cochi, pero no tan trompudo, y luego porque en éstos tiempos de la 4T ya no hay corrupción ni corruptos, y su plumaje es de los que no se manchan.

5.- Cuídese mucho de sus supuestos compañeros de partido, porque ahí el que no trae daga trae machete y no todos se guían por el más puro altruismo, como usted, sino por oscuros intereses personales o de grupo. Primero trátelos con pinzas para que lo crean uno de los suyos, pero a la primera oportunidad aplíqueles la grúa o una purga tipo Magsokón, para que sepan quién manda.

6.- En caso de emergencia, eche mano del viejo consejo de que al pueblo hay que darle pan y circo. En campaña proporciona un jalón natural y de plena identificación con el pópulo, con la raza que entre tamborazos y trompetazos deja de lado sus carencias para darle duro al bailongo. Con un buen equipo de matraqueros, ese arroz ya se coció.

Cantantes
“machuchones”, lleno
seguro


El truco también funciona una vez en la alcaldía, y si consigue que le echen la mano desde el gobierno estatal mucho que mejor.

Así presumirá que usted cuida hasta el último centavo, pero tampoco es malagradecido, mojigato y mucho menos persignado como para hacerle el fuchi a quien generosamente le patrocine jolgorios con verdaderos “machuchones” de la música, aunque se lleven millonadas por venir a hacer gorgoritos.

Total, es dinero ajeno y una plaza a reventar siempre valdrá la pena –y París una misa-, aunque una vez acabados los taconazos, el respetable vuelva a sus casas para encontrarse con que sigue sin agua y con su colonia apestando a basura y a drenaje, pero lo bailado nadie se los quita.

Es más, sería una estupenda idea institucionalizar la pachanga para que no sea cada caída de casa, sino ya establecida cada año, con comida, cheve y taka-takas.

Total: dinero siempre habrá -aunque sea del vecino desprendido- y siempre quedará a la mano el recurso del briago empedernido, que un día se pone una guarapeta y al otro pide prestado para curársela.

Más adelante, podría dársele un giro altruista al jolgorio mediante el módico cobro de cuota por el bailongo, para que esos recursos vayan derechito al DIF y –como siempre- se priorice la atención a los más amolados. Primero los pobres, pues.

¿Le cuadra el boceto de manual (que acá entre nos, ha sido muy probado) y cree dar el ancho, estimado lector?

Pues anímese –pero sobre todo, ¡apúrese!- y vaya apuntándose en el bando de su muy particular gusto, porque están por llover candidaturas.

Al fin y al cabo ya dieron el banderazo de salida y no tardaremos en ver más candidatos que votantes…

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