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CARRUSEL: · Tres de 4 “corcholatas”, en el juego del tío Lolo


Por Víctor Fausto Silva D.


Esto de la sucesión presidencial ya se convirtió para tres de las cuatro “corcholatas” en el juego del tío Lolo, que se hacía tonto solo, porque a Claudia Sheinbaum ya nomás le falta levantar la manita (la izquierda, por supuesto) para protestar como candidata y arrojarse a los brazos del pueblo bueno y sabio.

Porque mire usted que, meses atrás, el gobernador Alfonso Durazo medio cuidaba las formas recibiendo y dándole su lugar a la dama, a Marcelo Ebrard, a Adán Augusto López e incluso a Ricardo Monreal, con todo y que en esos tiempos el zacatecano apestaba a difunto insepulto, porque el dueño de palacio nacional ya no lo hacía en este mundo. Eso ya pasó: lo perdonó.

Pues bien, por los signos de los últimos tiempos -y sin alusión bíblica- aquí se acabaron dudas y aquella cargada de ingrata memoria volvió por sus fueros, porque súbitamente, el también presidente del Consejo Político Nacional de Morena prácticamente dijo ¡fuera máscaras! y echó la casa por la ventana para recibir a la Sheinbaum en su visita de la semana pasada.

Sheinbaum y Durazo:
Al viejo estilo


El pretexto era lo de menos, y aunque formalmente la Jefa de Gobierno de la ciudad de México vino a hablar de exitosas prácticas de gobierno (es un decir) y a evaluar supuestos avances de convenios de coordinación con Sonora (es otro decir), su periplo se convirtió en un abierto arranque de precampaña.

Algunos de los que acudieron a escucharla, coincidieron en que la señora no prende ni la estufa, con un discurso desangelado, soso y hasta soporífero –“haz de cuentas que ves a Miguel de la Madrid, pero en versión femenina”-, pero eso sí: con una parafernalia al viejo estilo de las épocas priistas, con camiones, acarreados, pase de lista, tortas, refrescos y cuanto se pudo ofrecer.

Si se trataba de demostrar que la señora es capaz de atraer multitudes sedientas de conocerla y absorber su carisma (¡mjú!) y su sabiduría como gobernante exitosa, se le cumplió con creces, y aunque Morena todavía ni siquiera define las fechas de la cacareada consulta interna, ya pa’qué, si en la casa del presidente del mero Consejo Político Nacional –que no se aventó como el Borras ni se manda solo- ya se le ofreció un fiestón de aquellos.

Los cálculos de los oficiosos mencionaron que su sola y carismática presencia funcionó como imán para que diez mil almas se movilizaran de forma entusiasta, por iniciativa propia y desinteresada, en una versión actualizada del corrido del Moro de Cumpas, cuando se reseñó que “vino gente de’onde quiera”.

Y si apenas como “corcholata” la señora es capaz de atraer a esas multitudes, ¡imagínese usted las que jalará una vez que escuche las palabras mayores del dueño de Morena!

Será el acabóse, sin duda, el epitafio para una oposición cuarteada que ni siquiera ha sido capaz de armar una alianza que les permita el regreso de sus corruptos, la recuperación de privilegios y la sarta de pestes bíblicas sobre las cuales nos advierten a diario en la mañanera, para que no caigamos en tentación y nos libremos de todo mal, amén.

AMLO: Doble cara
y doble juego


Lo que se ve no se juzga: de dientes para afuera, López Obrador llama a los gobernadores a que sean prudentes y mantengan el piso parejo, pero por debajo de la mesa su afamado “dedito” ya dijo otra cosa, lo que seguramente Durazo equiparó con aquél “no se hagan bolas, es Colosio”, que le escuchó a Salinas, sólo que aquí cambian el nombre y el género del bendecido.

Vistas así las cosas, y cuando aún resuenan las matracas y las porras que entonó una multitud rindiéndose a los pies de doña Claudia, ¿a qué diablos viene este jueves a Hermosillo Marcelo Ebrard?

Ebrard: ¿Ya pa’qué?


Formalmente, asistirá a la sesión el subcomité de acuicultura de la FAO y como no queriendo, a presentar su libro “El camino de México” (¡qué fenómeno en este país: todos los políticos se vuelven escritores!), acto donde seguramente expondrá su propia interpretación del evangelio obradorista para abanderar a Morena.

Sin embargo, visto el recibimiento cuasi-oficial que se le dio a la Sheinbaum, ¿cuánta gente podrán juntarle sus operadores al canciller, como para presumir que también sus chicharrones truenan?

Monreal y Adán
Augusto: Platos
de segunda mesa


Es como si también vinieran Ricardo Monreal o Adán Augusto López, pero ya como platos de segunda mesa, decantada como quedó la preferencia del gobernador Durazo y las multitudes sonorenses en favor de Claudia Sheinbaum.


(Hasta eso que en el caso del Secretario de Gobernación, bien podría venir a resolver el problema de los trigueros garantizándoles precios justos por su cosecha, o bien, a entregar en Navojoa la millonada que prometió para rehabilitar el desgarriate del drenaje que tiene sumida a la ciudad en la pestilencia. Para ambos supuestos vale el ¡mjú, ándale pues!).

Y si como dice el corrido, aquí se acabaron dudas, sólo quedarían tres detalles por conocer:

1.- ¿Hasta cuándo mantendrá López Obrador el suspenso para anunciar que tuvo una revelación en la cual se le aparecieron el Ángel de la Anunciarán, el espíritu de Madero y Juan Diego, para decirle “no te vayas a enredar: recuerda que eres feminista”?

2.- ¿Aguantará vara Marcelo Ebrard cuando formalmente le pasen por encima, sin chistar y sin patear el pesebre buscando otra trinchera?

3.- ¿Aguantará Alfonso Durazo la tentación de volver al Olimpo de la política nacional si la Sheinbaum le entona el canto de las sirenas, maravillada como quedó por la demostración que le dio el de Bavispe a la hora de movilizar multitudes de apoyo?

Durazo ya dijo que no, pero ¿quién puede resiste a un llamado para sacrificarse por el pueblo y por la patria?

No falta mucho para saberlo, estimado lector.

Por lo pronto, habrá que seguir viendo a tres de las cuatro “corcholatas” en el juego del tío Lolo…

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