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CARRUSEL: · Entre ingratitudes, torpezas y traiciones


Por Víctor Fausto Silva D.


A la falta de sensibilidad del alcalde de Navojoa, mencionada en columna anterior por uno de nuestros lectores denunciando la falta de agua en Los Bahuises, sin duda habría que añadir ingratitud y torpeza, ésta última propia de quienes entienden la política como mero coto de poder, no por vocación de servicio a los demás.

Elías con el Mayito:
Puñaladas de
ingratitud


Desde su arribo al cargo, Elías Retes se dio a la tarea de desmantelar todo lo que oliera a “Mayito” Martínez, a pesar de que éste prácticamente lo llevó de la mano para su debut en las lides políticas.

Bisoños ambos en ese campo, la diferencia era que el fallecido alcalde traía una reconocida trayectoria altruista y de participación en patronatos – como el de Bomberos, donde talachó fuerte- y causas sociales y religiosas, que le dieron capital suficiente como para alcanzar la alcaldía mediante las urnas, amén de su amistad con el mismísimo López Obrador, a quien hasta de chofer le servía antes de ser Presidente.

Lo primero que hizo Elías fue borrar de un día para otro el lema distintivo del “Mayito” en su administración: “Navojoa, tan grande como su gente”, por el de “Navojoa nos necesita a todos”.

Peccata minuta, si se quiere, pero quienes vieron lo rápido del cambio empezaron a olfatear la ingratitud hacia quien lo llevó a su lado, confirmada luego cuando tomó la tijera y comenzó a desmantelar el equipo de su antecesor.

Se entiende y se toma como natural que quien llega al poder acomode a su equipo de confianza, previa evaluación de logros, escasos o nulos resultados.

Incluso aquí dejamos constancia –y se le reconoció el mérito- de que Elías Retes se tardó, pero por fin terminó cesando al inepto y corrupto Jorge Llamas Angulo al frente del Organismo Operador de Agua Potable, la paramunicipal tomada como caja chica o vaca de ordeña para jugosos negocios, desde tiempos de la alcaldesa Rosario Quintero.

En quiebra y todo, una pandilla seguía saqueando al Oomapasn, donde hasta el último aliento del “Mayito”, una pandilla de ganones presionó a la entonces tesorera para que les liberara pagos millonarios, incluso por obras que ni siquiera se habían ejecutado.

Manoteo vil y descarado, pues.

Sin embargo, en una postura de apego a su ética personal y como servidora pública, María Teresa Acosta Piñuelas atrancó las puertas y selló las cajas de la Tesorería, evitando así el saqueo orquestado apenas horas antes de que el alcalde dejara este mundo.

¿Qué recibió ella como pago por su rectitud y la defensa de los recursos de los navojoenses?: el despido, una patada por parte del alcalde Elías Retes.

Puñalada de ingratitud, en vez de reconocimiento.

Como suele suceder, nadie dijo nada, sobre todo cuando apenas se están midiendo y evaluando la estatura, el temple y el rumbo que marcará del recién llegado.

María Bertha Estrella
(izq): cayó para arriba


Sin embargo, no pasó mucho tiempo para que los morenistas puros pararon las orejas cuando el alcalde, a quien soterradamente califican de advenedizo y arribista, usó la guillotina contra una de las más reconocidas exponentes de la izquierda en la región: la maestra María Bertha Estrella Valenzuela.

Sin decir agua va y de manera poco cortés, el alcalde la echó de la Secretaría de Desarrollo Social, donde la dama rendía buenas cuentas con un trabajo serio y profesional.

No era el primer intento de Elías por botarla, sólo que antes le marcaron el alto desde el palacio de gobierno en Hermosillo, concretamente el entonces Secretario de Gobierno Álvaro Bracamonte.

Empero, una vez removido éste, el alcalde volvió a montarse en su macho y la corrió.

Para desgracia de Elías Retes, pronto le evidenciaron –y desde mero arriba- la prepotencia y la torpeza de su decisión, pues a escasas horas de haber sido cesada, la maestra “cayó para arriba”, recibiendo nombramiento como Directora General de Programas Sociales de la Sedesson, que dirige Wendy Briceño Zuloaga.

De ser ninguneada en el gabinete municipal, se incorporó de golpe y porrazo al estatal.

Si eso no fue un mensaje y un duro estáte quieto para Elías Retes, quién sabe cómo lo interpretará el aprendiz de político, que sin medir niveles ni consecuencias, se contrapunteó con el gobernador Alfonso Durazo.

Volvió a atacar el síndrome del ladrillo mareador, pues.

No entendió la primera señal que le mandaron, de que no moviera a María Bertha Estrella, así que le enviaron otra mucho más contundente y vergonzosa para él. Porque Wendy Briceño no se manda sola, y mucho menos se maneja por ocurrencias para ejecutar movimientos de ese calibre y a ese nivel.

A Elías Retes se le olvidó que sigue con la mano extendida a ver con qué le ayuda el gobernador Durazo para hacer frente a tantas necesidades y demostrar que sí funciona como alcalde interino, pero con desbarres como éste, poco abona a su propia causa, ninguneando y pateando a los militantes del partido que le dio cobijo, a pesar de que sus orígenes y su formación empresarial distan mucho de ser precisamente de izquierda.

Otra ingratitud y otra traición, pues, como ya lo detectaron los morenistas de a deveras (y desde el palacio de gobierno en Hermosillo), viendo cómo bajo la excusa de aplicar la cacareada “austeridad republicana”, el advenedizo alcalde se dio vuelo recortando de la nómina a quienes desde la campaña se la jugaron con el extinto “Mayito” Martínez.

No es cualquier “ahorro”, pues: en los hechos, es sacudirse a los morenistas de cepa, para jugársela con arribistas dignos de todos sus afectos y sobre los cuales –según él- girará toda la estrategia tendiente a lograr la candidatura el 2024 para un trienio completo.

No hay lógica alguna: ¿cómo se pretende alcanzar una candidatura pateando al propio partido (lo de propio es un decir) y a sus militantes? Es una jugarreta que encaja al dedillo en el dicho de los viejos de pueblo: “ahora los perros de afuera vienen a correr a los de casa”.

Los auténticos morenistas lo saben, y le guste o no a un alcalde que ya enseñó el cobre, empezaron a actuar en consecuencia.

Porque las actitudes de Elías Retes no sólo apestan a ingratitud y a traición, sino a prepotencia, a soberbia, a gandallismo y egolatría.

Aunque no entienda que no le entiende.

Aunque desde Hermosillo le corrijan la plana, primero con el rescate de una funcionaria a la que –como capataz de maquiladora- prácticamente corrió a patadas, o como en el caso del hermano del “Mayito”, Marcelo Martínez, a quien Elías Retes mandó vilipendiar por todos lados y que curiosamente, acaba de recibir un contrato por 7.5 millones de pesos para obra carretera en el municipio de Benito Juárez.

La adjudicación emanó desde el gobierno del estado.

De ahí donde, le guste o no, le entienda o no el alcalde interino, se toman y emanan las decisiones políticas. Y si no, ¿pues quién manda en Sonora?

A menos, claro, que él se sienta y se crea más fuerte que el Gobernador Durazo, como para hacer lo que le dé su gana.

De ahí emanó también el rescate de una funcionaria con probadísimo “pedigrí” izquierdista, a quien Elías Retes simplemente despidió, en un descuido sin tomarse siquiera la molestia de conocerla, ¡claro!, siendo de estratos sociales tan dispares…y de donde saldrá también el palomeo a sus aspiraciones para seguir en política, o el tache para que pase a la historia como mero retaque, porque no había más, o era el “menos peor”.

Precisamente a raíz del injusto despido de la maestra Estrella Valenzuela, el Comisionado de Morena en Navojoa, Genaro Ochoa Vega, salió en defensa de los suyos:

“Los navojoenses están hartos de aguantar a estos miserables, que igual se escudan en Morena sin tener esa formación de izquierda. Los morenistas verdaderos rechazamos estas actitudes de convenencieros, porque llegaron, no por convicción, sino por ambiciones y traiciones al proyecto de la 4T”.

Como saco a la medida…

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