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Los vicios ególatras


Hermosillo, Sonora a 30 de marzo del 2023
Por Ing. Fernando Moreno Chávez


Hay un proverbio turco que es poesía pura, define al café de la siguiente manera:

El café es:

Negro como la noche.

Fuerte como el pecado.

Dulce como el amor.

Caliente como el infierno.

Sin embargo, es más conocido el parafraseo de Charles-Maurice de Talleyrand-Périgord. El 'diablo cojuelo' que dirigió dos revoluciones, engañó a veinte reyes y fundó Europa: “El café debe ser caliente como el infierno, negro como el diablo, puro como el ángel y dulce como el amor.”

Me gusta el café en la madrugada, cuando se escucha el firmamento, los susurros se magnifican y el cacareo del gallo mañanero distorsiona la tranquilidad. Es un momento de meditación y lectura, a veces de escritura. Es un vicio.

Tengo varios vicios, me gusta la cerveza, cocinar y tener amistades; soy un ente social acotado a mi realidad. Me eduqué dentro de las ciencias exactas y me desarrollé en su aplicación. Tengo años de experiencia y aprendí algo que me ha dado elementos para pensar de una forma independiente: los números ponen la realidad en perspectiva.

Comprendí que una obra requiere la mitad del tiempo de ejecución para alcanzar el 95% de avance y los detallen requieren otra tanto de tiempo. Esa es mi razón de no creer en los políticos, hacen números alegres y una obra que anuncian para ejecutarla en dos semanas se lleva mucho más. Para ejemplos: la carretera 4 carriles, las obras en la Avenida Reforma, el trenecito, la refinería, el aeropuerto en su operación y muchas otras.

En mi trayectoria profesional conocí el socialismo para hacerme capitalista, realista. Los fundamentalistas tratan de convencer a los demás de sus creencias, sean religiosas, políticas o económicas. Estuve en la URSS y sé de qué hablo, se llama culto a la personalidad y con ella se arrasan las ideas libres y la democracia.

Hitler provocó una guerra que desapareció a 40 millones de civiles y 20 millones de soldados. Stalin sacrificó a más de 11 millones de soviéticos por la hambruna y 2 millones en los Gulags. Mao sacrificó por la hambruna a 15 millones de chinos.

En estos tres líderes hay un factor común: el culto a la personalidad.

Se preguntarán, con justa razón, ¿cuál es la conexión de ideas del café madrugador con el culto a la personalidad?, la respuesta son los vicios. Cuando a las personas les gusta el poder, ya no se bajan del ladrillo, aunque los resultados numéricos no sean satisfactorios. Esto ocurre con recurrencia en los políticos.

No quiero hacer apología de la discusión infértil, tampoco de esas tonterías de chairos y conservadores; es tiempo de debatir abiertamente nuestras diferencias y no caer en los ridículos discursos donde se exponga que el nuevo mesías llegó. Se puede ser hijo del maíz, como muchos lo somos, pero no decir que se está predestinado a ser leyenda.

“Caballo de fuego, atravesando las junglas de la historia” está bien para un concurso de poesía infantil, pero no para el presidente de un país que poco le falta para seguir mareado de su egolatría. Los vicios del poder son un fardo en la eficiencia de los proyectos, la vista se nubla y solo se cree en los aplausos y las pleitesías.

Osip Mandelstam escribió un epígrafe para Stalin en 1934, en las fechas de las grandes purgas soviéticas. Fue una voz discordante y ni Boris Pasternak lo pudo proteger, le costó la vida decir que Stalin era una cucaracha, un ejecutor y un osetio –los osetios tenían fama de ser los caucasianos más brutos de todos–. En 1938 murió de hambre y frío en un gulag.

En China, Deng Xiaoping y Liu Shaoqi tomaron el control del Partido y la república tras el fracaso palmario de las políticas económicas de Mao y convencieron al dictador para dedicarse a la cultura junto a su mujer (una actriz fracasada) y ocupar un cargo honorífico. Mao vivió así años, pero volvió al ataque con sus guardias rojas y su revolución cultural hasta su muerte y la muerte de Deng Xiaoping y Liu Shaoqi. Es decir, los detractores terminan muertos.

Einstein tuvo que huir del caballo de fuego que significó el nazismo, de otra manera habría muerto junto con sus teorías que revolucionaron la física y el sentido del conocimiento. Recibió el premio Nobel de Física en 1921 como alemán, era de origen judío y en ese tiempo los judíos fueron el objeto directo de Hitler en su idea de desaparecer a los detractores de su política.

Stalin, Hitler, Mao, con el halago de todos, con la adoración del mesías, con el culto a la personalidad. Con poemas épicos y detractores muertos o expulsados.

Prefiero mis vicios, el café, las cervezas, las amistades y la visión de los números fríos. Amo los libros y la poesía, no a la ramplona de cabello teñido y dadora de infinitos halagos y lisonjas cursis a un presidente mediocre, que no sabe detener la alabanza y dedicarse a trabajar.

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