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CARRUSEL: · Se calentó el velorio… Y hasta los dinosaurios jalonean el cajón


Por Víctor Fausto Silva D.


Usted sabe, estimado lector (y sin temor a equivocarme lo ha vivido) que en México no hay velorio sin borrachera, y que al calor de los chupirules brotan inicialmente los obligados elogios para el difunto…pero ya entrada la noche surgen los asegunes y una que otra factura que el muerto dejó sin pagar.

Total, ya avanzada la madrugada y la bohemia y una vez divididos los bandos, en la mayoría de los casos –bajo cruel escrutinio- el petateado termina siendo un tal por cual, que si bien merece acompañamiento al panteón, no es por haber sido buena gente, sino para constatar que efectiva y definitivamente cayó al hoyo.

Hay quienes para dormir tranquilos – por aquello de sus deudas con el difunto-, incluso esperan hasta que le echan encima la última palada de tierra…no vaya a ser que se levante y quiera cobrar lo pendiente.

Pues bien: en el velorio del PRI andan en las mismas. Y deje usted el escenario nacional: acá en Sonora se puso bueno el sainete entre los asistentes al despido del partido que alguna vez fuera patriarca y mecenas de todos.

“El Pato”: Muy bravo de
dientes para afuera

El proceso interno para relevar del mando estatal del PRI al devaluado e inútil Ernesto “Pato” de Lucas Hopkins, degeneró en zafarrancho de callejón, donde los vividores jorocones priistas (porque aquí las verdaderas bases no cuentan) exhiben su ancestral gandallez cupular, sus cuchupos, sus flaquezas y sus miserias que es un contento.

Para fines prácticos y siguiendo con la alegoría de un velorio, fuera de lo que argumentan a su favor las planillas contendientes- Zaira Fernández apostándole a los tribunales y Onésimo Aguilera Burrola a que prevalezca el vil dedazo del CEN-, es bastante aleccionador pegarles una esculcada a los asistentes al velorio, porque mucho del ruido viene de ahí.

Para empezar, el zipizape tuvo la virtud de despertar de su letargo al “Pato” de Lucas.

Nadie del CEN tuvo la más mínima cortesía de avisarle al palmípedo que una vez fugada su patrona Claudia Pavlovich (hoy bendita de la 4T en Barcelona), ya le tenían preparada una patada y el señor valdría menos que un cacahuate.

Sin embargo, seguramente alguien le aconsejó que saliera del sarcófago, y este viernes, con un discurso tan flamígero como tardío, se le fue al cuello a “Alito” Moreno denunciando lo que todo mundo intuyó meses atrás: que con el envío de un delegado, el CEN lo mandó a su casa…si no es que a la finca de López Obrador, y que venían a acomodar las canicas a su modo y a su gusto

En el mismo liacho, los macabros genios del centro empaquetaron a los miembros de la Comisión de Procesos Internos, veteranos de mil batallas a los que prácticamente tacharon de novatos e ignorantes, al echarles abajo la validez que expidieron a la planilla de Zaira Fernández y Pascual Soto.

Ahora y a destiempo, “El Pato” se rasga las vestiduras y sale exigiendo un proceso “democrático”, algo que le es absolutamente desconocido por la forma como trepó él mismo al mando estatal del PRI y cómo gracias a Claudia Pavlovich consiguió la generosa ubre que hoy succiona como diputado local. Plurinominal, por supuesto, faltaba más.

Y pues sí: el señor se vio muy bravo frente al micrófono y soltó dos-que tres aletazos, pero si la escasa militancia esperaba que definiera un rumbo para dónde salir corriendo, se quedó esperando. De Lucas se limitó a agarrar de esparring al “Alito”, flaco mérito cuando por todo el país lo traen en calidad de piñata y nomás no suelta el hueso.

En el velorio aparecieron además los afamados “sectores” del PRI, más fantasmagóricos que La Llorona, pero eso sí: pegaditos a la base y a la línea del CEN, por aquello de no te entumas y les llegue la podadora, pues con todo y la pestilencia a naftalina, todavía presumen que encabezan membretes, así sean de cartón.


Entre ellos llevó la voz cantante el dinosáurico y eterno vividor del viejo sistema, Bulmaro Pacheco Moreno, quien elogió a los contendientes…pero muy espichadito agachó la cabeza y anunció que, ni modo: la fórmula ganadora es la de Onésimo Aguilera e Iris Sánchez Chiu, lisa y llanamente porque así lo decidió el centro, no los militantes.

“A mí no me vengan con esa cantaleta de democracia, que las bases y las hilachas”, le faltó decir, para rendir vergonzosa sumisión y pleitesía a “Alito” Moreno y sus imposiciones.

Bulmaro: La democracia
 y las hilachas…

Lo curioso es que, antes del velorio, el mismo Bulmaro había anunciado su candidatura para dirigir el PRI Estatal, pero decidió la graciosa retirada cuando en un desayuno de grillos le exigieron firmar ante Notario que no aprovecharía ese cargo para embolsarse una diputación plurinominal. El señor montó en cólera y se hizo el indignado, actitudes que ahora debió enseñar para echar abajo el descarado intervencionismo del CEN.

Experto en manotear lianas y con un saco de mañas a cuestas, seguramente espera que “Alito” sobreviva, valore su lambisconería y le eche un lazo para meterlo donde sea y como lo que sea, con tal de seguir en el pandero. Ya lo decía en su momento otro dinosaurio de su generación:

“Creía que Bulmaro era más inteligente. Pero de Delegado regional del IMSS terminó de director de una clínica del Issste… y al paso que va, ¡acabará como enfermero!”

Sin temor a equivocarnos, ninguno de los dinosaurios que salieron a dar la cara por “Alito” puede presumir de haber sido elegido democráticamente, amén de que algunos ya deberían haberse jubilado en esas danzas, porque dígame usted, ¿qué ideas frescas y “revolucionarias” puede aportar por ejemplo el matusalénico Ignacio “El yaqui justiciero” Martínez Tadeo? ¡Porrrr favor!

Víctor M. Balderrama:
Que les dé clases…


Si el deseo de enmendarse fuera en serio, lo que deberían hacer es voltear hacia Álamos, el municipio más grande que gobierna el PRI, para pedirle al alcalde Víctor Manuel Balderrama que les enseñe cómo se hace un buen gobierno que incluso te lleva a la reelección, aún habiendo aguantado dos veces los embates de Morena y toda su maquinaria, que en todos lados sigue pintando de guinda el estado.

Pero no: ahí andan todos en la pelotera del velorio y jaloneando el cajón del difunto…

Veremos qué más nos depara este drama de la vida real.

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