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CARRUSEL: ¡Milagro!: Al estado ya le sobran recursos, hasta para pachangas


Por Víctor Fausto Silva D.


Si usted, estimado lector, viviera en una casa que se le está cayendo a pedazos porque no tiene con qué arreglarla, sin agua potable la mayor parte del día y aguantando fétidos olores del drenaje que corre por las calles y la basura acumulada porque no pasa el recolector, ¿cómo le caería que se le arrimara un vecino pudiente, ofreciéndole “dispararle” un pachangón de aquellos, hasta con cantantes que jamás vería en vivo debido a su ruina?

Viene el bailongo…
aunque no haya agua


¿No sería mejor que ese dineral se lo diera (o prestara) para adecentar su vivienda y su colonia, para dignificar su nivel de vida? ¿O le quemaría cuetes al generoso altruista en agradecimiento porque le conseguirá dos que tres días de bailongo y deschongue?

Guardadas las proporciones, algo similar pasará con los festejos programados por el Centenario de Navojoa como ciudad.

Desde tiempos del alcalde Mario Martínez Bojórquez se lamentaba la quiebra de un ayuntamiento que se jalaba una oreja y no se alcanzaba la otra para medio parchar tantas carencias, de tal manera que el “Mayito” se la llevó con la mano extendida hacia el gobierno del estado a ver cómo le ayudaban.

Durante una visita del gobernador Alfonso Durazo, el alcalde hasta llegó a presumir que le había adelantado su carta a Santoclós, porque le sacó al de Bavispe una kilométrica lista de necesidades y proyectos prioritarios (entre ellos el bulevar Lázaro Cárdenas, ya con telarañas), peticiones a las que, muy políticamente, le dijeron que sí…pero nunca le dijeron cuándo.

El “Mayito” se murió con la mano extendida, y salvo una que otra obra de escaso monto, aquella carta a Santoclós quedó en mera lista de buenos deseos.

La triste realidad la imponía el mismo Durazo con un argumento tan simple como contundente: también a él le habían dejado las arcas vacías, al grado de forzarlo a pedir autorización al Congreso para conseguir créditos.

Lo que seguramente nadie esperaba, porque el Gobernador tampoco lo ha informado, es que súbitamente el gobierno del estado llegó a Jauja y ya tiene billetes hasta para tirar pa´rriba. Estamos sin duda alguna ante un milagro: no había ni para lo básico y ahora habrá hasta para bailongos.

Por lo menos eso se entiende ahora que el Secretario de Turismo, Roberto Gradillas Pineda, anuncia con bombo y platillo el absoluto respaldo del gobierno estatal para que Navojoa eche la casa por la ventana festejando su centenario.

Y si bien se promociona un amplio programa de eventos culturales -siempre necesarios y siempre bienvenidos-, también se anuncia la presentación del cantante Lupillo Rivera, la banda Su Majestad La Brissa y la Sonora Santanera, que en conjunto vendrán a llevarse una millonada de pesos, no sólo de los navojoenses, sino de todos los sonorenses.

Roberto Gradillas:
Chequera abierta


Pero no importa, es peccata minuta: igual podrían traer a Luis Miguel o a Peso Pluma (perdón, éste no, porque lo trae de encargo AMLO) o a quien el pueblo pida, al fin y al cabo el municipio no meterá ni un peso: el gobierno del estado tiene abierta la chequera para cubrir todos los gastos, según don Roberto Gradillas.

Lo tristemente paradójico es que, mientras el flamante Secretario de Turismo anunciaba que ellos correrán con todos los gastos del mega jolgorio, ese mismo día se anunciaban tandeos de agua y reparto del líquido con pipas en las colonias SOP, Indeur, Tetaboca, 16 de Abril, 23 de Abril, 16 de Junio, Infonavit Sonora, 16 de Septiembre y Nueva Generación, todas del sector oriente de Navojoa.

Seguramente quienes habitan en ellas andan dando brincos de gusto porque vienen Lupillo Rivera, La Brissa y la Sonora Santanera, aunque no tengan agua para beber y mucho menos la tendrán para bañarse, así sea a jicarazos, a la hora de emperifollarse para asistir al patriótico (y sobre todo prioritario) pachangón.

Pero ¿qué puede saber o qué empatía puede sentir hacia esas tercermundistas carencias alguien que según su currículum estudió Derecho en una universidad privada, donde por un solo semestre se pagan 154 mil 695 pesos y antes estudió bachillerato en el Tec de Monterrey, estuvo en el Instituto Militar de Nuevo México (con los odiados e injerencistas gringos) y tomó cursos sobre lengua y literatura francesa en Montpellier, Francia?

¿Habrá escuchado siquiera los nombre de Masiaca, Bacabachi, Tetanchopo o Cohuirimpo? ¿Sabrá lo que es carecer de agua potable, o de aguantar las pestilencias de los drenajes colapsados y de la basura que por el calorón se descompone en las banquetas porque no se recoge a tiempo?

Durazo: En serio,
¿esas son las
prioridades?


Es de dudarse, como es de dudarse que haya aterrizado plenamente en el cargo, como para darse cuenta de que gastar el presupuesto público en pachangas -en vez de impulsar proyectos serios de infraestructura turística- sólo le dejará a los navojoenses el efímero gusto de cantar y darle duro al taconazo en eventos de relumbrón, aunque una vez concluidos vuelvan a la triste realidad de ver a su ciudad cayéndose a pedazos.

¿Será que ya llegó a Sonora la musiquera moda “llena-zócalos” propia de este sexenio, copia fiel pero revolcada de que al pueblo hay que darle pan y circo?

¿De veras, de veras, esas son las prioridades en el gasto del gobierno del estado y la supuesta “política municipalista que prometió Durazo? ¿Y en plena austeridad republicana?

(Por cierto, otros que seguramente saltarán de gusto al saber que el estado ya nada en dinero, son los jubilados y pensionados del Isssteson, enrabiados porque a rajatabla empezaron a cobrarles el Impuesto sobre la Renta. A la mejor ahora sí ven la suya, porque si hay recursos hasta para traer a Lupillo Rivera y armar bailongos con La Brissa y la Sonora Santanera, en un descuido les reintegran los descuentos. ¡Mjú, ándale pues!)

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