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Las campañas políticas y el ciudadano de a pie


Hermosillo, Sonora a 22 de junio del 2023
Por Fernando Moreno Chávez

Es ridícula la exposición y descomposición de la política de nuestros tiempos. Alguna vez pensé que con la llegada de un cambio de partido en nuestro país se regeneraría la deteriorada confianza de los mexicanos en la política. Reconozco que me equivoqué.

Yo soy uno de esos ciudadanos inmersos en la sobrevivencia del día a día: comprar tortillas, hacer un desayuno nutritivo con un buen café e ir a chingarle todo el día para pagar los recibos, las deudas y los planes futuros de vida, si es que la existencia alcanza para ellos.

El estado arde con su temperatura habitual de este segundo día de verano en Sonora, rondamos los 45 grados centígrados, pero eso vale madre, hay que trabajar. Veo a los habitantes de a pie esperando el camión, caminando hacia sus trabajos, a la maquiladora o al que sea, bañados y peinados.

Existe una gran diferencia entre un político y un funcionario público, hay personas como Antonio Astiazarán y Natalia Rivera Grijalva que se enfocan en dar resultados, pero también hay otros que se dedican a cultivar las palabras y promesas, como si de ellas crecieran las soluciones. No es promoción de nadie, es reconocimiento a sus hechos.

Analizar el animal político que hoy tiene una nueva cola de dinosaurio que todo lo abarca, implica recordar al pasado, quizás el de 1980 cuando un partido hegemónico reinaba y decía qué se debía hacer y deshacer.

Me viene a la mente algo que leí: el PRI no desaparece, solo se transforma, y sí. En realidad Morena está llena de priistas con funda color guinda, panistas que se resguardan de sus pecados y perredistas que intentan escalar en las estructuras que les dan sustento.

En cuanto al tema de esta columna, los ciudadanos de a pie y los políticos, resalta y no de buena manera la denigrante forma en que las llamadas corcholatas se postran a los designios del mesías todopoderoso. Hay quienes estamos hartos de sus ridiculeces. Que si hacemos una secretaria de la 4T, que si sale un gallito a cantar, que si cambiaron los tiempos. Tonterías que no le aportan nada a nadie.

Saco el tema a colación porque pareciera que ante los políticos somos entupidos e intentan tratarnos como tales, como masas durmientes que siguen la flauta de Hamelin. Es un cuento de los hermanos Grimm, que a quienes no lo conocen se los recomiendo.

Si nos enfocamos en el mesías al que las corcholatas reverencian con singular alegría cabe la reflexión de que en un país como el nuestro donde hay múltiples necesidades, es un capricho sin sentido embarcarse en una obra faraónica que no recuperará la inversión ni en 100 años, como lo es el tren maya; también lo es justificar un desfalco de más de 13 mil millones de pesos en SEGALMEX o hacer una refinería que solo produce inundaciones, pero no un litro de diésel o bien empecinarse en militarizar el país.

Esos son los hechos, y también que la entrega de pensiones a los adultos mayores y las becas a estudiantes son una acción excelente que no la paga el presidente, lo pagamos los mexicanos con nuestros impuestos.

Volvimos a la hegemonía de un solo partido todopoderoso, que se justifica en el mito de un pueblo sabio que nunca participa en las decisiones del país. ¿Por qué no invertir en ciencia, en educación, en tecnología propia? Aquí no hacemos ni un tornillo aeronáutico por nosotros mismos, lo maquilamos.

Tenemos un país rico en recursos naturales y gente de a pie dispuesta a trabajar. No necesitamos el perdón de los españoles ni tener cuadros de Benito Juárez o Quetzalcoatl en todos los hogares para salir adelante, necesitamos líderes reales que impulsen el desarrollo y generen oportunidades a los ciudadanos.

Viendo a las corcholatas del partido nuevo, lamento predecir que seguiremos en el subdesarrollo y la postura del “sí patroncito” porque ellos no impulsan que los mexicanos levantemos la mirada y salgamos del cliché de estar durmiendo bajo un sahuaro con sarape y sombrero. Al contrario, degradan las ideas a la estupidez.

No necesitamos corcholatas que sirvieron de tapón de una bebida y son desechadas a la basura. Jugar a las damas chinas con corcholatas es una referencia de mi niñez en la que se comen unas a otras y gana la que devora la última ficha. Así nuestra política.

Para los políticos somos una masa que no piensa y de la que hay que ocuparse solo en las campañas. Después la ciudadanía se ve convertida ante sus ojos en un estorbo que no los deja desarrollarse a sus anchas en la búsqueda del progreso personal. Los antes votantes que osen disentir se les tacha de opositores, neoliberales, entes del pasado y personas sinsentido presas de sus bajos instintos.

Me pregunto, ¿por qué los políticos son tan miopes e ignorantes? ¿Por qué no entienden que somos un pueblo diverso y pensante? Ellos quieren una sola masa, neutral, sometida. No aprenden de los yaquis que regresaron a sus tierras a pesar de ser desterrados, de los cristeros defendiendo su religión, de los revolucionarios aspirando a un verdadero cambio, de esos estudiantes de 1968 muriendo por sus ideales.

¿Por qué es tan difícil ver que el narcotráfico nos ha inundado y que no se solucionará con abrazos y besos, ni con pleitesía a las madres de los líderes de esta trama? Tampoco se solucionará amenazando a los delincuentes con acusarlos con su mamá de que se están portando mal.

Explotar el Litio, nacionalizarlo y presumirlo es un discurso vacío si no se dice dónde saldrá el agua necesaria en el proceso.

La planta de licuefacción de gas natural en Puerto Libertad que se festina como parte del Plan Sonora, en realidad enviará gas natural de Estados Unidos para su uso en Japón y China, no es para los sonorenses.

Lo único que tenemos los sonorenses de a pie es nuestro sol, seguro y sin demora, lo demás es palabrería. No solo tenemos nuestro sol, también nuestros cielos radiantes de colores y la esperanza de mejorar.

Martin Luther King en su famoso discurso titulado I have a dream, dijo textualmente: “Tengo un sueño, un solo sueño, seguir soñando. Soñar con la libertad, soñar con la justicia, soñar con la igualdad, y ojalá ya no tuviera necesidad de soñarlas”

Yo también tengo mi sueño, aspiro a que nuestro país logre desarrollarse. Sé que no lo veré, pero quisiera que mis nietos lo vean. Que conozcan o lleguen a ser políticos sabios y pensantes, no seres aberrantes que se sienten mesías y anteponen sus caprichos a la inteligencia. Sé que llegará ese día.

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