La fantasía y la realidad
Hermosillo, Sonora a 13 de junio del 2023
Por Fernando Moreno Chávez
Me pregunto ¿en qué país vivimos? La agenda del día la domina el presidente de la república, solo él impone ese guion que me recuerda esos tiempos soviéticos de imposición y miedo.
Lo más grave es el séquito que lo acompaña, no piensan, no critican, no se atreven a discrepar una palabra del mesías. Todo es un río fluido de hipocresías y servilismo para alcanzar el poder.
En la realidad todos quieren poder, más abiertamente los aspirantes a suceder al mesías presidencial, no objetan que los tilden de corcholatas siendo hombres y mujeres reales. Aunque la democracia abollada haya hecho que el presidente de la república llegara a ese trono la pueden arrastrar para adquirir el poder. Es lamentable.
La violencia en las calles muestra el rostro de nuestro país: asesinados, desaparecidos… muertos y más muertos, a veces enterrados, desmembrados. Llorados siempre por sus seres queridos, que anhelan darles la dignidad de un descanso en su tierra, aunque solo sea a sus osamentas.
Esa es la realidad. Un fracaso de los abrazos, no balazos que promulga el presidente.
No nos dejemos llevar por las emociones y simplemente preguntémonos, ¿Cuántos corruptos han pisado la cárcel en el sexenio? Todo es un teatro de negociaciones. Eso sí, se publicita a mares que estamos en la lucha ante la corrupción, que ya no somos los mismos, que hemos cambiado, que somos blancos y puros, aunque se laven la boca con jabón y con petróleo todo sigue igual, solo con cambio de colores.
Le ha resultado válida la división de fifis y chairos al presidente. Sabe, como animal político que es, que funciona la ecuación y la ha difundido en todas sus plataformas. Combatir contra supuestos enemigo y sumar a ese combate a parte de los correligionarios es una astucia de la guerra, por eso llamo a Andrés Manuel López Obrador un animal político.
Sabe que poner a sus políticos en una aparente lucha resultará en más divisiones, piensa que las puede controlar, pero se le pueden descarrilar.
Debemos preguntarnos ¿en qué país vivimos? Tenemos frontera con un imperio económico, tenemos los recursos humanos para desarrollar las más altas expectativas de tecnología, tenemos recursos naturales, tenemos emprendedores, tenemos un pueblo religioso y respetuoso de sus tradiciones, ¿necesitamos esa forma de gobernar?
No ocupamos plegarnos a un mesías que se dice solucionará todos los problemas del país, cuando solo es palabrería. Si Lord Molécula lo alaba y prende veladoras a su alrededor, eso no cambia la realidad.
Como ciudadanos hemos empequeñecido, nos hemos arrugado. Yo soy chaparro y pequeño de formas, pero con clara conciencia del entorno. Veo a un pueblo bregar como en el horizonte de Pedro Páramo, escuchando el sonsonete de la mañanera.
Nuestro pueblo no necesita mesías, no ocupa indicaciones para atravesar una sierra sin caminos. Los sonorenses así lo han hecho. Trazar las rutas a través del desierto y llegar desde las Villas del Pitíc a nuestro San Luis Río Colorado, congeniar con esas tribus Seris del Desemboque y Punta Chueca, hasta La Pintada, todo pudieron y seguirán pudiendo.
Los pueblos Yaquis han hecho su historia a través de los caminos, han regresado del calvario de ser extirpados de su tierra. Nadie puede alejarse después de tomar agua en Sonora. Los ecos reviven, se vuelven altisonantes si no se abreva.
Soy un fuereño que aprendió a amar mi tierra adoptiva, por una mujer bonita, por mis hijas y en una segunda oportunidad por una yaquesita hermosa. Quiero tremendamente a mi estado y sus territorios, su cultura y su bondad.
Vuelvo a plegarme a los datos, amo a Sonora y lo defenderé siempre. ¿Por qué plegarse a una agenda donde somos olvidados? Toda la recaudación se va al sur, como si fuéramos otro país. Solo los Yaquis, los Seris y los Guarijíos valen en esa miope y torpe percepción del centro del país. Ya no somos Yaquis, somos Yoris.
Aquí somos dignos, nadie podría aceptar llamarse corcholata. Somos ciudadanos respetables y no alegoría de un mesías que se siente tocado por Dios. Y conste que no soy religioso y devoto de todos los sacramentos.
La refinería Dos Bocas no produce un litro de gasolina, el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles no logra despegar, el trenecito maya se descarrila en su inicio y la inseguridad está en la cúspide. ¿En qué país vivimos?
Todos levantan la manita para aprobar las iniciativas del ejecutivo. Es una vil réplica del poliburó de la Unión Soviética, matizado de nopales y banderas mexicanas.
Somos un solo pueblo, nos han dividido con una habilidad de carnicero metido a cirujano. No nos dividamos, no hagamos el juego a otros, no nos dejemos llevar por políticos mesiánicos, pongamos realidad en nuestros actos y conciencia. Solo así ganaremos un mejor país.
Los sonorenses somos por tradición rebeldes, soberbios y auténticos. No puede avasallarnos esa idiosincrasia de autoritarismo que busca perpetuar lo que nos ha fallado.
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