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CARRUSEL: · Claudia, mecha corta; ¿Espera escuchar sólo música celestial?


Por Víctor Fausto Silva D.


Como reguero de pólvora ardiendo está circulando en las redes sociales el video donde Claudia Sheinbaum encaró al gobernador Alfonso Durazo en la pasada asamblea nacional de Morena, y aunque lo viciado del sonido desató mil especulaciones, pero ya quedó en claro que fue un reclamo: a la señora no le gusta que la toquen ni con el pétalo de un grito.

Sus partidarios atacaron con ferocidad, justificándola y elogiando que le sobra carácter para imponerse incluso ante el presidente del Consejo Nacional de su partido, interpretando que “lo puso pinto”, pero hubo quienes salieron en defensa del gobernador por su ecuanimidad (quién sabe si tragó sapos, pero en el video no se ve que pierda la figura) mandándola por un tubo.

Lo cierto es que, como en casi todos los sainetes, políticos o no, nunca falta el mitotero que da la versión más fiel, y en este caso fue el diputado petista Gerardo Fernández Noroña, a quien se ve ahí pegadito, presenciando de primera mano el show.

Noroña (derecha):
Culpó a Ebrard y
Monreal



Total que el colado de la fiesta, cuyo pecho no es precisamente bodega, ya explicó que efectivamente, doña Claudia le reclamó a Durazo porque fue recibida con gritos de “¡Piso parejo, piso parejo!”, y culpó (Noroña, no ella) a Marcelo Ebrard y Ricardo Monreal por haber llevado “porras” al evento. Y no lo dijo con todas sus letras, pero se infiere que dichos matraqueros llevaban la consigna de aventarse con todo contra la corcholata favorita.

Una vez medio despejado el polvaredón que se levantó y dando por válido que no fue regañada, sino reclamo el de la Sheinbaum, quedan en claro dos cosas:

1.- La señora mostró que tiene la piel muuuuy delgadita, impropio y desfavorable para quienes se mueven en estas danzas de la supuesta alta política.

2.- Dio además un indicio de que su casi congelada sonrisa y su aparente ecuanimidad no son más que careta y escudo, propios de quienes pierden los estribos por cualquier cosa. Y de eso a la prepotencia sólo hay medio paso.

Del primer punto, bien podríamos columbrar que la doña oscila entre dos extremos: o ya se siente con la banda presidencial en el pecho, o le está ganando la temblorina de que la sopa se le caiga del plato a la boca.

“A mí donde voy, se me respeta…ya me cansé”, le dijo a Durazo, evidentemente encorajinada por la gritona con la cual fue recibida en una asamblea donde (se supone) todos iban en calidad de hermanitas de la caridad, si no es que en estado de beatitud, una vez bendecidos por López Obrador para disfrazar su dedazo.

Mala seña para quien pierde la compostura a las primeras de cambio y apenas en los escarceos internos con sus presuntos pares, no en el zafarrancho del 2024, donde muy a su pesar no será tratada precisamente con algodones y música celestial.

Si ya anda “de pelos” jugando “en familia”, quién sabe cómo le irá cuando los contrarios le tupan y le saquen al sol cuanto trapito puedan, como se estila en contiendas de ese tipo. Con su declaración de que ya está “harta” de que le peguen de gritos, enseñó además un flanco débil, que seguramente sabrán golpear sus adversarios para hacerla trastabillar.

AMLO: Con razón
no quiso debates


Con razón López Obrador incluyó entre las normas de la convocatoria la eliminación de debates, porque en un descuido y por un coraje entripado tiraba por la borda lo que desde palacio nacional ha venido tejiéndose, para pintarla como la más apta para asumir la presidencia.

Y es que en este juego donde el que se lleva se aguanta, el que se enoja pierde. La señora ya mostró que tiene la mecha muy corta.

Aún dando por bueno que no fue regaño, sino reclamo el de la Sheinbaum para Durazo, ¡vaya manera de expresarlo!, porque casi le pone el dedito en el pecho, como para recordarle que frente a ella, el de Bavispe es un segundón.

Quienes le entienden a eso de interpretar el lenguaje corporal, coinciden en que quizás no fue tanto el fondo (el reclamo), sino la forma en que lo hizo. Nada más le faltó tronarle el puño en la mesa al sonorense, soltar un chanclazo en el suelo y salir enciscada de la asamblea, dando portazos.

Definitivamente, una imagen muuuy alejada de la que han venido vendiendo, sobre una dama modosita, sobria y siempre sonriente.

Lo de la simpatía y el carisma es otra cosa: lo que natura no da, no presta Salamanca, así que ya verán cómo le hacen sus asesores para “venderla” como tal. Van a sudar a chorros.

Por eso decimos que trae careta.

Y falta verla con las bases…


A propósito de sudar a chorros, habrá que ver las fechas de las giras “corcholateras” a Sonora, porque con el calorón desatado les tocará conocer una sucursal del infierno. A ver quién de los cuatro la libra mejor, ahora que saldrán de sus cómodas oficinas a parlar con el pueblo bueno y sabio.

A diferencia de Ebrard y Monreal (que ya juntaron sus tiliches), doña Claudia protagonizará este viernes allá en la capital un adelantado quinto informe de gobierno…que convenientemente le servirá de pretexto para un acto multitudinario de despedida.

Y de arranque de precampaña, diríamos nosotros.

Con el antecedente del reclamo a Durazo, ¿Qué pasará cuando la dama venga a Sonora? ¿Vendrá “pajareando” para todos lados, temiendo que algún atrabancado le suelte un grito?

¿Sudará frío el gobernador temiendo que se desborden las pasiones y la hagan encolerizar, ahora sí al grado de picarle un ojo con el dedito?

Claudia y Durazo:
¡Qué genio!


¿Traerá Claudia la misma sonrisa cuando le caigan encima los 46-48 grados de calor? ¿Podrá soportarlos, por ejemplo en algún encuentro con los yaquis bajo su ramada tradicional, y sobre todo, cuando éstos le hablen de tú (porque así lo estilan) en vez de llamarla “doctora”, como a ella le gusta? ¿Se quejará con Durazo o con su papi, acusándolos de altaneros y prepotentes?

Además, quién sabe cómo le harán con este calorón para acercarla a las bases militantes, las de a pie, a menos que se las acarreen a algún Holiday Inn para evitarle (a ella) el riesgo de una deshidratación.

Y si ya enseñó el real genio por unos cuantos gritos que le soltaron, imagínese usted de qué pelo la pondrá el calor… Que Dios ampare al gobernador de otra rabieta.

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