El aprendiz de periodista

Hermosillo., Sonora a 23 de abril del 2023

Por Ing. Fernando Moreno Chávez

El aprendiz de periodista

Soy científico de profesión, pero ingeniero en la práctica, siempre aplicado a las soluciones técnicas en todos los ámbitos.

De pequeña una de mis hijas me describía como el profesionista que ponía tubos, otra de ellas no sabía a qué me dedicaba, pero podía confirmar que hacía planos.

El hombre impredecible, el profesionista talachero, el mil usos, diría un colega.

Encima de todos esos atributos dialécticos y discurrentes, me enamoré del periodismo. Con la capacidad de diseñar un sistema hidrónico, neumático o termodinámico me topé con una periodista y todo se derrumbó dentro de mí, diría Manuel Alejandro a través de Emmanuel.

Sucedió que las letras se volvieron para mi tan importantes como los números. Soy buen alumno, mi maestra me corrige hasta el último acento y me dirige el estilo.

Claro que no dejan de asombrarme las figuras locales y los maestros en supervivencia que he conocido en este gremio. Para muestra un pequeño diálogo del que rápidamente tomé nota para capturar la esencia del momento:

-Manuel Fernando López López: Amanecí creyendo que era sábado.

-Jesús Ramírez Torres: Yo, que era viernes, ¡pero es jueves! Es un mundo kafkiano, inverosímil donde el tiempo no tiene ruta ni la coherencia tiene imagen. En medio minuto desaparecieron tres días ese miércoles por la tarde.

Me doy cuenta que el ejercicio del periodismo requiere disciplina, inteligencia y una agobiante lealtad a cambio de un pequeño salario. Bien lo advertía el maestro Fernando Benítez.

Tengo una ventaja, sé hacer números. Eso me brinda un despegue en la sobrevivencia. Escribo por gusto, pero no dejo de admirar a quienes escriben y consignan la configuración de los gobiernos existentes, la realidad vigente y la noticia activa.

Se vale la crítica a partir de la simple observación empírica. Es el gremio más desatendido y condenado en nuestro país. Admiro a los periodistas que conozco por su ir y venir, por sus excelentes plumas, sus geniales letras e imágenes, esa abnegación a sufrir solicitando su salario y en muchos su ética invertida para no decir nada ante el poder de la cancelación de un convenio de publicidad.

Son de alto calado, los admiro a todos y todas. Y me sumo a su gremio, ya no como un aprendiz sino como un colaborador más. Confirmo mi respeto a las letras, mi sentido crítico ante la realidad que percibo, mi amor a la verdad y que me siento uno de ustedes, aunque no tenga la magia de desaparecer el tiempo en solo dos renglones.