Header Ads

CARRUSEL: La película del Covid-19 se llama “Chínguese el jodido”

Célida: Payasa oportunista

Por Víctor Fausto Silva D.

A nuestros lectores les consta que en este espacio no somos afectos al uso de palabras altisonantes que hieran susceptibilidades, por más justas y merecidas que sean.

Sin embargo, hay hechos y circunstancias que inexorablemente conducen hacia el muy mexicano recurso, sobre todo cuando desde el hartazgo popular surge el natural reclamo de que ¡son chingaderas! lo que está pasando y el sospechosismo que genera, por lo cual pedimos amable comprensión para disculpar, desde el encabezado de este texto, hasta su remate.

Con la pandemia del Covid-19, el ciudadano de a pie ya no halla para dónde voltear ni a quién hacerle caso, intoxicado con tanta desinformación, contradicción, incompetencia e insensibilidad generadas desde el mismo gobierno.

En lo que ya parece una sinfonía infernal, del Presidente de la república para abajo tocan por nota, aunque él lleva la batuta de la irresponsabilidad y la incongruencia, pues a la par que su lambiscón vocero Hugo López Gatell desgrana números cada vez más espantosos de muertes, sigue pintándolo como un dios inmune a todo, que ni siquiera necesita usar cubrebocas como se le recomienda a medio mundo.

Y mientras los más jodidos, los más desprotegidos caen por racimos, nuestros próceres de la clase gobernante parecen blindados contra cualquier peste.

¿Son de fierro, saben algo, se tratan con algo que desconoce el vulgo o son convenencieros que aprovechan la coyuntura para proyectarse como mártires, mientras la gente verdaderamente necesitada anda vuelta loca buscando los más indispensables medicamentos que originalmente costaban 100 ó 200 pesos y ahora llegan hasta los 2 mil en el infame mercado negro, sin que ninguna autoridad investigue para poner freno al criminal negocio que florece vía redes sociales?

Acá en Sonora, por ejemplo, y sólo por citar dos casos emblemáticos, la alcaldesa de Hermosillo Célida López se declaró enferma de Covid y reapareció ¡dos días después! como lechuguita, destrozando una guitarra con una tonada ramplona y desafinada con la cual amenazaba a los hermosillenses con meterlos al bote si no se quedaban en casa.

Después, para remachar su incongruencia y su mensaje hipócrita de cuidarse y no arriesgarse sin necesidad, la señora ¡se trepó a un camión recolector de basura y la hizo de tirabichi!, lo que obviamente le valió cosechar calificativos de payasa populista, oportunista e irresponsable, sobre todo cuando no ha ocultado sus intenciones de reelegirse en el cargo.

Todo sea por sacarle raja a la pandemia, pues.

Clausen: Infraestructura de oropel
El Secretario de Salud Enrique Clausen también hizo su “pancho” de que por dar positivo al Covid se recluiría en su casa…para reaparecer heroicamente ¡tres días después!, mientras cualquier pelado se pelea a machetazos hasta por 15 días contra el monstruo invisible… si es que no regresa a su casa en un cenicero.

Le digo, pues: ¿son de fierro nuestros políticos y gobernantes, o tienen a la mano los generosos recursos y la atención médica de primer nivel, vedados para los más jodidos, a los que ya les dijeron que los hospitales están saturados y tienen que “rifársela” en sus casas, consiguiendo a precios prohibitivos los medicamentos por sus propios medios, aun a costa de entracalarse pidiendo dinero prestado?

¿Se curó Célida López gracias a la atención recibida como cualquier mortal, haciendo fila o esperando cama en el Isssteson?

¿Ella sí alcanzó ahí los medicamentos que milagrosamente la pararon ¡en dos días!, o anduvo buscándolas como cualquier Pito Pérez, recorriendo farmacias de Génericos o del Doctor Simi? ¡Mjú!

Cuando Enrique Clausen llegó al Hospital Chávez, precisamente con los nosocomios saturados –como él mismo lo advierte a diario- ¿lo atendieron sentado en un pasillo o en el piso, mientras le hallaban médico y cama disponible? ¿Había medicamentos disponibles para el señor, o tuvo que pedir prestado para conseguirlos a precio de oro en el mercado negro?

¿O será que a él y a Célida los atendieron y les llevaron médico y medicamentos a domicilio…como seguramente están atendiendo a cualquieeeer derechohabiente del Isssteson? ¡Ándale pues!

¿Hay razón o no para el sospechosismo?

Personal médico: Cada vez más diezmado
En la verborrea política de los gobernantes de cualquier sigla es una regla sostener que todos somos iguales…pero ya se sabe que hay unos más iguales que otros.

Lo que no tiene perdón es que viendo las dimensiones del monstruo que se venía encima, las autoridades sanitarias no hayan tomado primero las previsiones necesarias para abastecer a los hospitales públicos con los medicamentos indispensables para combatir el Covid, y luego, investigar, frenar y castigar el criminal negocio de quienes los acapararon para hincharse los bolsillos a través del mercado negro.

Eso sí: poco antes de la pandemia y ya cuando le metían aire con que podía ser candidato a la gubernatura, Clausen anduvo por el sur del estado repartiendo como volantes acreditaciones de ISO9000 a los hospitales de la región, y presumiendo que la capacidad hospitalaria de Sonora era de primer mundo.

Como en la canción, todo se derrumbó después de sus giras artísticas - el oropel estaba pegado con chicle- y una vez que el monstruo atacó con más ferocidad, al grado de que hasta este viernes, el sur del estado donde Clausen se pavoneó, está poniendo el mayor número de muertes por la pandemia en Sonora y el espacio en los nosocomios ya es insuficiente.

Ahora se lamenta de que están por quedarse sin camas, con el agravante de que cada vez más personal médico se contagia y deben retirarse de la línea de combate.

¿Improvisación? ¿Incompetencia? ¿Ineptitud?

Cualquiera de las tres encaja en la forma en que da tumbos el gobierno del estado en medio de una pandemia que en Sonora ya va para mil 500 muertos, cuando en el peor escenario vaticinado, la Gobernadora Claudia Pavlovich había calculado 600…y esto todavía no afloja.

Ni aflojará, mientras no se tomen medidas de emergencia para cuidar a los más desprotegidos, de perdida garantizándoles el acceso a los medicamentos básicos, con los cuales los criminales especuladores se hinchan los bolsillos sin que autoridad alguna atine a reaccionar para poner freno a tan vil negocio.

O por lo menos, para comprar lotes de medicamentos y ponerlos a disposición de la gente al precio justo.

Pero ni eso: nadie reacciona, mientras las muertes y la zozobra aumentan, esperando a ver quién sigue en esta especie de danza macabra.

¡Cómo se extrañan la eficiencia, la responsabilidad y la sensibilidad de los políticos de oficio, no de los improvisados, arribistas y chambistas!

Por eso le digo, estimado lector, ¿no son chingaderas?

¿No merece esta película el título de “Chínguese el jodido”?


Víctor Fausto Silva Duran
Periodismocomoes@gmail.com

No hay comentarios.

Con tecnología de Blogger.
Estamos utilizando cookies para brindarle la mejor experiencia en nuestro sitio web.
Puedes obtener más información sobre las cookies en la sección POLÍTICA DE PRIVACIDAD