Carrusel: Otra vez, AMLO prepara cambio de piel; Morena se encamina a ser un cascarón

López Obrador: Los utiliza y los tira

A la luz de sus más recientes encontronazos, el último con un fallido congreso nacional que sólo contribuyó a profundizar el pleito de tribus, no es aventurado pronosticar que Morena se encamina hacia su autodestrucción. Por eso y porque su guía moral está a un tris de abandonarlo.

El movimiento no nació para ofrecer a los mexicanos una ideología novedosa y atractiva o un proyecto propio, mucho menos -ahora se ve, por sus pleitos- unificarlos para salvar a la patria.

Su único objetivo era llevar a su inventor Andrés Manuel López Obrador a la presidencia de la república y lo cumplió sobradamente, pues además le dio el control mayoritario de ambas cámaras legislativas, un formidable instrumento con el cual se ha dedicado a desmantelar cuanto se le atraviesa en su pretendida Cuarta Transformación, a la que en muchos frentes no se le ven pies ni cabeza.

Fue proyecto de y para un solo hombre de admirable persistencia que nunca ha dudado a la hora de desechar hombres y membretes cuando ya no le sirven, y en atraer como imán a personajes que pueden allegarle beneficios, así estén marcados –algunos por él mismo- como corruptos, verbigracia “Napito” Gómez Urrutia o el dinosáurico Manuel Bartlett Díaz.

En el caso de los membretes caben tanto el PRI donde se forjó como el PRD, al que dejó casi en calidad de esqueleto. Los usó, no le sirvieron para alcanzar lo que quería y los tiró.

Ahora que Morena aparece como monstruo con dos cabezas, Yeidckol Polevnsky y el diputado Alfonso Ramírez Cuéllar, López Obrador marcó su raya desde hace tiempo: dijo que no se metería en sus deschongues y hasta amenazó con salirse del partido. Otra vez, pues, su jugada favorita: ya lo usó y lo aprovechó…es hora de tirar el cascarón, porque además está dando problemas como lastre.

Pero como buen animal político, el presidente se mueve por instinto y por olfato y ya acomoda nuevas piezas, buscando sobre todo mantener la supremacía donde le interesa y le resulta clave para el segundo trecho de su gobierno: las cámaras de diputados y senadores. Para un hombre aferrado y apurado por pasar a la historia como quien demolió todo un sistema político –y si le rascan tantito busca la reelección-, las gubernaturas que estarán en juego el 2021 son lo de menos, pero el Congreso resulta fundamental

Con Morena haciéndose pedazos en guerras intestinas, López Obrador ya teje sus alianzas con dos partidos vigentes, el Verde y el PT, y cuatro emergentes que ya le anunciaron su adhesión incondicional: Encuentro Solidario (antes Encuentro Social), las Redes Sociales Progresistas (de Elba Esther Gordillo); Fuerza Social por México y el Frente por la Cuarta Transformación, que en su solo nombre lleva sello y rumbo.

Esas serán las nuevas fuerzas en las que se apoyará el caudillo ante su inminente abandono del barco que construyó, porque ya les dijo que no meterá las manos en los asuntos de Morena. Dicho en buen cristiano: el único factor aglutinante en el partido está por darse a la fuga, así que sálvese el que pueda y como pueda.

Jacobo Mendoza: En veremos para el 2021

El problema es que el agarrón nacional ineludiblemente termina por rebotar en los estados, especialmente en aquellos que como Sonora tendrán elecciones el 2021, entre ellas la Gubernatura.

Especialmente hay dos personajes que de seguro andan volteando para todos lados en busca de señales que les permitan visualizar el rumbo correcto: uno es Jacobo Mendoza Ruiz y el otro es Alfonso Durazo, pretenso morenista para ir por la Gubernatura. Y obviamente, con ellos sus tropas y una horda de arribistas y convenencieros que ya estaban listos para rendirles pleitesía y declararles amor eterno, a la espera del reparto de huesos.

Jacobo, porque mientras no se clarifique el panorama a nivel nacional muy poco podrá hacer para preparar la gran batalla del 2021, empezando porque hasta su permanencia en el cargo y la renovación de cuadros seguirá en el aire y sin visos de arreglarse pronto, mientras en el más alto nivel sigan dándose hasta con la cubeta.

Hasta las asambleas distritales que aquí sacó en forma más o menos tersa estarían en el aire en medio de tantas impugnaciones, una de las cuales es toral: la del padrón interno que el Tribunal Electoral Federal les ordenó actualizar y que nomás no han hecho.

Así que lo mínimo a enfrentar por el dirigente estatal de Morena es la incertidumbre, si no es que desorganización y desbandada cuando muchos vean que Morena se atomiza hasta quedar en su cruda esencia: una mescolanza de tribus que coyunturalmente fueron capaces de unirse en torno a un caudillo, pero ancestralmente feroces y radicales a la hora de disputarse parcelas de poder.

Alfonso Durazo: ¿Qué puede ofrecer?

En cuanto a Alfonso Durazo, en medios nacionales ya se está especulando que pronto le renunciará al presidente para regresar a su estado a preparar el terreno.

Sin embargo, hoy como nunca el panorama se le enrarece. Si ya traía encima la carga negativa de su escuálido desempeño como secretario de seguridad, ahora se le suma el desorden interno de un partido al que llegó con la etiqueta de chapulín, tras haber pasado por el PRI de Colosio y el PAN de Vicente Fox.

A como está visualizándose el nuevo escenario político, con un López Obrador dispuesto a cambiar de piel ooootra vez, como las víboras, no sorprendería que Durazo Montaño repita el truco de brincar de liana, para encabezar alguna extraña coalición. Hasta podría llegar postulado por la maestra Gordillo, en recuerdo de buenos tiempos, cuando se apapachaban como camaradas priistas.

Por ese camino libraría el problema que le significaría la inestabilidad interna que afecta a Morena, aunque luego -suponiendo que se embolse la candidatura sin mayores tropiezos-, sigue teniendo enfrente la escasez de logros para presumir como parte del equipo de López Obrador, como para que los sonorenses le otorguen su confianza. Como se decía antes, no hay mucho para escribir a casa.

Para el de Bavispe – moderno sinónimo de masacre y salvajismo desatado- está en chino que con el proceso preelectoral prácticamente a la vuelta de la esquina, logre hacer méritos suficientes como para encabezar ya sea a Morena (o lo que quede de él), o a una alianza con los nuevos paleros del régimen.

Se la ha pasado como López Obrador: pidiendo cada vez más tiempo para dar resultados, mientras la delincuencia hace y deshace a lo largo y ancho del país.

Otro factor negativo decisivo será que cada quien tendrá que echar al asador capital político propio, no prestado, porque la cobija que el Peje extendió sobre muchos –incluidos los advenedizos- en el 2018, ya se acabó.

Cada quien tendrá que rascarse con sus uñas, especialmente si se analiza el nuevo contexto político en el cual el caudillo volverá, como las víboras, a cambiar de piel, pero eso sí: acuerpado en partidos satélites…a la vieja usanza del PRI, pues, cuyo ADN sigue traicionando al Presidente.

Y aunque el caso de Alfonso Durazo es el más emblemático, seguramente muchos más en Morena están tratando de descifrar las reglas del nuevo juego que se avecina, unos para meterse a la búsqueda de posiciones y otros para conservarlas o mejorarlas.

No es descartable pues, que veamos en breve otro mazacote de siglas, tan flamantes como huecas, y de nombres de quienes presuntamente quieren sacrificarse por el país, cuando no pasan de ser una pandilla de oportunistas que tiraron a la basura ideologías y convicciones, para colgarse de la liana que les pase más cerca.

Volverán a ponerse de moda ahora que se ampliará el abanico con partidos que quizá no pasen de un solo proceso electoral, pero que desde ya se pusieron a disposición del caudillo con tal de probar el poder, aunque sólo les avienten migajas.

Habrá que seguir de cerca lo que se avecina, porque en esa batahola y prácticamente con la extremaunción presidencial, una cosa está a la vista: Morena se encamina a convertirse en un cascarón.