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CARRUSEL: · Pensar que Durazo se iría, es dudar de su integridad


Por Víctor Fausto Silva D.


Ya se sabe, estimado lector, que en vísperas de una elección presidencial se sueltan lo mismo los borregos que los demonios, desatando una danza en la que muchos entran por voluntad propia y otros porque los empujan, pero de cualquier manera hay que entrarle al zapateo, porque éste implica que se está vigente sobre el escenario.

Creo que Alfonso Durazo no escapará a ello, no sólo por su condición como gobernador, sino esencialmente porque ocupa la presidencia del Consejo Nacional de Morena, donde se partirá y se repartirá el pastel. (Es un decir: ya se sabe que el dueño del “quequi” y el cuchillo es el Presidente).

Y creo que alguna mente macabra empieza a mover el agua con la versión de que el año próximo será requerido -ooootra vez- a las Grandes Ligas de la polaca mexicana, lo que me ha llegado por varias vías, la última de ellas a través del portal capitalino Marquesina Política” de Gerardo Ponce de León, donde el “Dr. Shivago” adelanta que el gobernador dejará el cargo en septiembre.

El comentario se sustenta en lo que hasta hoy sólo son supuestos: Durazo se iría como Coordinador General de campaña de quien resulte candidato (a) de Morena (otra vez es un decir: será el de AMLO) a la Presidencia, peeeero además, con la posibilidad de que el de Bavispe la haga de “caballo” negro en caso de que el bendecido (a) nomás no despunte.

Considero ocioso entrar al intercambio de especulaciones cuando oficialmente dicho juego todavía no arranca, pero creo prudente dejar asentado que los autores de dicha versión no conocen a Alfonso Durazo.

No conocen su firmeza de convicciones y su inquebrantable lealtad.

Para empezar, se echó a cuestas la titánica tarea de arrebatarle Sonora a la nefasta pandilla de saqueadores del PRIAN que le dieron en la torre los últimos 30 años, bajo su lema de lograr “un Sonora para todos, no para unos cuantos”.

Por supuesto, eso no se lograría si no se le echa el guante a uno que otro pillo, para escarmiento público y para que sus propios colaboradores sepan que aquí ya se acabaron los compadrazgos, el amiguismo para meter a la nómina hasta al perro de la casa y el influyentismo.

(Por favor, no se enreden ni quieran emboletar aquí al Virrey federal Jorge Taddei: que una hija sea diputada local y otro hijo sea Director General del mítico Lito Mexicano, se cuece aparte. Ellos llegaron por indiscutibles méritos propios).

¿Que se le fue viva Claudia Pavlovich, calificada por él mismo como corrupta? Pelillos a la mar: seguramente sigue rascándole por dónde pepenarla, qué caray. Quién sabe: a la mejor la corretiza empieza en cuanto AMLO se vaya a La Chingada…sin doble sentido.

Otro elemento a considerar sería el de la palabra empeñada: y Durazo empeñó la suya de sacar a Sonora del hoyo, lo que de refilón lo catapultaría ara convertirse en el mejor Gobernador jamás visto en estas tierras.

Durazo: ni chapulín
ni convenenciero…


Y como la palabra vale oro y honrarla es de hombres –especialmente en el Sonora profundo- no se ve cómo Durazo la dejaría tirada, especialmente cuando lleva un año hablando de maravillosos mega proyectos y cuando los sonorenses esperan con ansias que los ejecute.

¿Cómo tirar así como así en apenas dos años una responsabilidad largamente buscada, para dejar a todos con un palmo de narices, para irse a lo que no deja de ser una aventura electorera? ¿Cómo poner por encima de los intereses de su tierra los intereses de su partido?

Eso sería propio de vulgares ambiciosos, de chapulines y convenencieros que sólo buscan el poder por el poder. Y Durazo no es de ésos.

Es cierto que a lo largo de su carrera estuvo al lado del priista Luis Donaldo Colosio, del panista Vicente Fox, que fue diputado federal por el PRD y que luego brincó a Morena, pero fueron saltos obligados por las circunstancias. Fueron indispensables porque así lo reclamaban los tiempos y los intereses de la patria, jamás los suyos.

Y perdone usted, estimado lector, pero eso de que lo jalarán del centro no sólo a coordinar la campaña presidencial, sino para servir como “caballo negro”, sería propio de una mente muy retorcida, muy ladina y muy marrullera. Y que se sepa, López Obrador no es así. Está muuuy lejos de serlo.

Porque en el muy hipotético caso de que esté tramándose tan maquiavélica jugarreta, ¿con qué confianza haría campaña un candidato, sabiendo que su coordinador fue enviado como “cuña” para entrar al relevo en caso de que no despunte? ¿Cómo dormir con el enemigo, a sabiendas de que además de informar de todo al Jefe de Jefes, va pavimentando también su caminito, por aquello de no te entumas?

Prestarse a un juego así sería propio de un oportunista, y Durazo nunca lo ha sido: es hombre de una sola pieza y una sola palabra.

Además, sabe que no habrá ninguna necesidad de meter un esquirol, porque gracias a la portentosa imagen de López Obrador y lo exitoso de su gobierno, cualquiera que él lance tendrá la Presidencia al alcance de la mano, primero porque los conservadores y los moralmente derrotados no arman ni con la ayuda del doctor Frankenstein una sola figura capaz de competir, y luego porque Claudia Sheinbaum, Adán Augusto López y Marcelo Ebrard, son un dechado de decencia, capacidad, carisma y simpatías.

Todos son caimebien capaces de arrasar. El más molacho masca rieles y el más pelón (a) se hace trenzas. De ese pelo.

Así que el sólo hecho de especular que Durazo se va, es dudar sobre su integridad. Y no se vale.

Seguramente es fuego amigo: él no es de esos arribistas que donde quiera buscan lianas…

(Dice el "Doctor Shivago" que su columna sobre el tema no es de ninguna manera por el próximo Día de los Inocentes. Ésta tampoco…)

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