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CARRUSEL: · Del lodazal en el Congreso, tampoco escapan los actuales


Por Víctor Fausto Silva D.


El Congreso del Estado, donde las manda cantar Morena casi de todas-todas, analizó este lunes la cuenta pública de estado correspondiente al 2021 y los señores diputados dejaron en claro dos cosas:

1.- Que la exgobernadora Claudia Pavlovich quedó debidamente blindada y en calidad de beata con olor a santidad a raíz de la bendición que le extendió López Obrador dándole hueso en Barcelona, y

2.- Que dicho proceso fiscalizador no pasa de ser un escaparate para echar rollos políticos, que termina quedando en mera alharaca de dimes y diretes y el peloteo de presuntas responsabilidades, donde lo más previsible es el carpetazo. O que pepenen a uno que otro charalito, no a los verdaderos tiburones.

Y si bien doraron la píldora reprobando las cuentas del Isssteson, la Universidad Tecnológica de Etchojoa, la Comisión Estatal del Agua y el Fondo de operación de Obras Sonora Sí (puros charalitos, pues) al final los señores diputados le extendieron rutilante estrellita a la hoy Cónsul, con una calificación general de 86.5.

Nada mal, pues, para una ex gobernadora que en su momento -cuando dirigía Morena en Sonora-, Alfonso Durazo llegó a calificar de corrupta.

Más adelantito, el 20 de abril del 2018, Durazo mandó un tuitazo en sus redes sociales que no dejaba lugar a dudas:

“Sonora ‘logra’ el primer lugar nacional en actos de corrupción, a tres años de iniciado el gobierno de Claudia Pavlovich. No quiero imaginarme cómo va a terminar esto”.

Pues ahora ya sabe cómo terminó: en amoroso perdón y olvido. Abrazos, no corretizas, aunque los Morenistas de cepa hayan tragado camote en sus sueños guajiros de verla tras las rejas.

Ernestina Castro: Vale
más que revise


En fin, a margen de la cuenta del gobierno estatal se dio un chispazo que llamó más la atención: la lupa sobre la forma en que el propio Congreso ha venido ejerciendo sus recursos, porque ahí se evidenció, sobre todo por boca de la coordinadora morenista Ernestina Castro, que los señores diputados chapotean también en un lodazal.

La legisladora por Cajeme dio pelos y señales de que tan sólo el año pasado, “se esfumaron 463 millones de pesos de su presupuesto, dizque erogados en la partida de “Ayudas Sociales”, que debieron aterrizar entre la gente de los diversos distritos…de los cuales ella no vio ni sus luces, ni siquiera por ser coordinadora de bancada.

El asunto es más grave si se toma en cuenta que a la hora de justificar las erogaciones, salió a la luz la presunta participación y facturación de 11 empresas proveedoras, que una vez esculcadas, resultaron ser fantasmas, pues ni siquiera tenían domicilio fiscal e incluso uno de ellos correspondía ¡a una estética!

¿Regalarían los señores diputados cortes de cabello, manicura y pedicura como antídotos contra el Covid? Ni la burla perdonan.

Mientras son peras o son manzanas e intervienen “las autoridades correspondientes” –el clásico cliché del peloteo, sin que pase de ahí- para dilucidar dónde quedó la bolita o quiénes se hincharon de lana los bolsillos, uno esperaría que los señores diputados enmendaran la plana y corrigieran el rumbo a la hora de fiscalizar el gasto público, empezando por el propio, para demostrar a los sonorenses que efectivamente encarnan la honradez y la transparencia prometidas.

Sin embargo, poco se puede esperar una política moralizadora cuando empiezan a trascender las formas en que mañosamente se esquiva cualquier control en el uso y destino de los recursos públicos.

Ayer dimos cuenta del manoteo denunciado en el Centro Estatal de Desarrollo Municipal, donde su Vocal Ejecutivo Tadeo Arturo Amavizca Moreno metió a la nómina a un tío, lo que ya está siendo investigado junto a otras anomalías, pero resulta que en Comunicación Social del Congreso tampoco hacen malos quesos.

Jesús Olivas:
funcionario y proveedor


Su titular Jesús Olivas Figueroa parece haber estudiado a conciencia el caso del nefasto Toño Sánchez, ex jefe de prensa de la nefasta alcaldesa Chayito Quintero, que además de cobrar como tal, inventó una serie de prestanombres de supuestos periódicos y portales de internet, para ordeñar lindo y bonito al erario.

Aquello le resultó negocio redondo: cobraba como funcionario, facturaba como proveedor, él mismo “palomeaba” las facturas y aceleraba la salida de los pagos.

Uno de los
negocios
“benditos”…


Olivas resultó un hacha para los negocios y tomó el mismo caminito –seguramente en contubernio con funcionarios del Congreso encargados de cuidarle las manos-, porque de la cámara y del gobierno del estado están saliendo recursos para (por lo menos) 3 portales informativos de su propiedad, a saber: Ecos de la Noticia, Corte de Caja y uno más sobre deportes, un ramo del cual brincó a la esfera política.

Hasta donde se sabe, por lo menos en el primero aparece como copropietaria su esposa Selena Altamirano Palafox, y en Corte de Caja aparece como presunto propietario Jesús Villegas, pero también es de Olivas.

El mismo modus operandi de Toño Sánchez: funcionario público, proveedor del Congreso y del gobierno del estado, con firma para autorizar facturas y acceso a la gestión de pagos oportunos.

Por si fueran pocos esos alcances para hacer negocios a costillas del erario, parece que Jesús Olivas también estudió al dedillo el caso del delegado federal Jorge Taddei sobre la forma en que se puede cubrir más terreno metiendo a la familia en la nómina gubernamental, porque su esposa funge como Directora de Comunicación Social en el DIF Sonora, pero también cobra como titular del noticiero “Sonora Noticias” de Radio Sonora y como maestra de ceremonias en eventos del Congreso del Estado.

Si la diputada y coordinadora de la bancada de Morena, Ernestina Castro, terminó embarrando a los que se fueron por el descarado manoteo de recursos, haría bien en ir viendo hacia adentro de la actual legislatura, porque para allá van.

Parece que llegaron con muuuucha hambre…

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