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CARRUSEL: · ¡Dios nos ampare!: vocero de AMLO admite que no hay rumbo


Por Víctor Fausto Silva D.


Si usted es de los que trae el cerebro hecho nudos porque a veces (o nunca) entiende para dónde va el gobierno de López Obrador, no se apene, porque al parecer el mal está cundiendo hasta entre sus colaboradores más cercanos.

Porque mire usted, estimado lector, que hasta el vocero presidencial trae perdida la brújula.

Este miércoles, Jesús Ramírez Cuevas asistió como conferencista al foro “¿Hacia dónde va la Cuarta Transformación?”, organizado por estudiantes de la Universidad Autónoma Metropolitana, y por supuesto, sacó tremendo bote de crema para echarle a sus tacos (y a los del patrón), casi como para convencer a ateos y herejes de la santidad del líder, de la causa y de lo bien que le irá a México.

Claro, para abrir boca cumplió el indispensable requisito de estos tiempos, de embarrar a los antecesores, asegurando que quien fuera secretario particular de Peña Nieto, Erwin Lino Zárate, era un raterazo que cobraba “mochada” por conseguir audiencias con el meramente, y luego, desfachatadamente pasaba factura “del 30 por ciento” si dicha audiencia cuajaba en algún jugoso negocio.

Ooooobviamente, dice don Jesús, el trinquetero y extorsionador sistemita ya desapareció (para algo son los exorcismos, qué caray), y se echó un rollo de aquellos sobre las bondades de la afamada 4T.

Todo iba de rechupete en la carretada de elogios, hasta que se le ocurrió entrar al siempre pantanoso terreno de la autocrítica, que no cualquiera libra sin resultar embarrado.

Así pontificó entonces don Jesús Ramírez:

“¿Qué tanto hemos avanzado? Creo que sí estamos experimentando una verdadera revolución, una transformación de fondo. Después de éste gobierno, México ya no será igual. No sabemos a dónde vamos, pero ya nada será igual….”

Seguramente, más de cuatro oyentes del extasiado auditorio se quedaron con cara de ¿what?, al escuchar cómo el ilustre expositor y defensor de la 4T patinó admitiendo que ¡no saben a dónde van!, como si en ese transitar fueran ellos solos (los del gabinete y los aplaudidores oficiosos) y no todo un país, al que para bien o para mal llevan al baile con sus decisiones, con sus omisiones o sus ocurrencias.

Jesús Ramírez: Lo
traicionó el
subconsciente

Por supuesto, el gazapo de don Jesús no mereció desmentido alguno en La Mañanera y seguramente tampoco se colará a la chismolera y estulta sección de “Quién es quién en las mentiras”, porque pasa como mera peccata minuta en un país donde ya nos acostumbramos a las cortinas de humo y a la institucional política de excomuniones y descontones lanzados desde el atril palaciego.

De cualquier manera, valdría recomendarle a don Jesús que conecte la lengua con el cerebro, so pena de que en un descuido el inquilino mayor de palacio le mande un coscorrón al estilo de “no me ayudes compadre”, porque no se vale que a los jorocones del primer círculo los traicione el subconsciente y admitan que caminan a ciegas, guiados por la sola fe o el fanatismo que les inspira un líder que a fuerzas de ser humano está muy lejos de ser infalible, con todo y que paleros como el padre Solalinde casi lo canonizan comparándolo con Jesucristo.

De la frivolidad a la realidad

López Obrador:
Realidad mata
frivolidad

De la perorata del vocero presidencial, lo que queda fuera de toda duda es su afirmación de que “ya nada será igual”, empezando por la inédita y amañada forma en que –con tal de imponer agenda- el discurso presidencial bailotea de un tema a otro, incluso barnizándolos de frivolidad, mientras la gente ve y sufre con los asuntos verdaderamente graves y lastimosos, como el incontenible avance de la inseguridad y una inflación que ya se les desbocó, como en los peores sexenios priistas.

No hay días sin masacres, tiroteos o quema de negocios, mientras en el palacio nacional los invitados de la mañanera se regodean ¡con Chico Ché! o cuanto cantor o poeta se le ocurra al Gran Tlatoani, o exhibiendo coloridas y triunfalistas gráficas para tratar de convencernos de que vamos mejor que nunca en busca de la felicidad plena.

Es como vivir en un mundo paralelo: rosita y de avanzada mundial para los del primer círculo, pero infernal para quienes salen a estudiar o trabajar –si tienen chamba-, pero no saben si en el camino se toparán con un fuego cruzado que les garantice pase automático al panteón.

Este jueves, López Obrador insistió en que gracias a las atinadas medidas de su gobierno, se está frenando la inflación, lo que de seguro le desmentiría cualquier ama de casa de por estos rumbos, pues ahí está el dato de que Huatabampo se coló ya entre los tres municipios con más carestía en el país.

El alza de precio de un solo producto basta para darle contra el suelo a su discurso: en Etchojoa, Huatabampo y Navojoa, el kilo de tortillas de maíz fluctúa ente los 24 y los 28 pesos, mientras en Hermosillo nos lo reportan incluso ¡a 30 pesos!...y con tendencia a la alza.

Ni qué decir del precio de las gasolinas, que sin aquellos infames gasolinazos priistas, van también tirándole a los 30 pesos por litro, a años luz de aquella promesa del AMLO-candidato de venderla “máximo a 10 pesos por litro”.

Quizás es hora de que el DJ del palacio cambie de programación y deje a Chico Ché, porque a como va imponiéndose la realidad, quedarán más ad hoc temas como aquél de Casas de Cartón:

“Qué triste se oye la lluvia

En los techos de cartón

Qué lejos pasa la esperanza

En las casas de cartón…”

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