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CARRUSEL: El mensaje de Mónica Murrieta, clamor de miles de mexicanos


Por Víctor Fausto Silva D.


El pasado viernes se cumplió un año del aún impune asesinato de Abel Murrieta Gutiérrez, ex Procurador de Justicia del Estado y candidato a la alcaldía de Cajeme cuando fue ejecutado.

Abel Murrieta: Un 

año de impunidad

La narrativa oficial sigue patinando donde mismo: las investigaciones continúan, “se mantiene el dedo en el renglón” y es resolverlo es una de las prioridades, según los últimos dichos de la Fiscal Claudia Indira Contreras.

En suma: nada. Ni detenidos, ni móvil. Demagogia e impunidad.

Y contra esa narrativa se eleva el reclamo familiar, que a la vez se convierte en la exigencia de miles de agraviados que siguen a la espera de una justicia que no llega.

Y si no llega para quienes de cierta manera tienen más a su alcance contactos en las esferas del poder, menos llegará para los más desamparados, a los que de igual forma les han arrebatado padres, hermanos, hijos o amigos.

El reclamo que retumba es el que plasmó en sus redes sociales la hija de Abel, Mónica Murrieta Morales, en un mensaje tan breve como lapidario y vergonzoso para las autoridades judiciales:

“No creo más en ninguna autoridad, ojalá me demostraran otra cosa. Hoy soy una mamá, como muchas otras, que luchan por salir adelante por sus hijas e hijos a pesar del triste escenario….No me corresponde buscar justicia, que Dios castigue a quienes lo hicieron y a quienes lo permitieron. Siempre me faltará mi papá, siempre será injusta su partida”.

En esas cuantas líneas, Mónica engloba los sentimientos que permean por todo el país, de coraje, de frustración, de desaliento y decepción. Todos engendrados en una insultante impunidad que en vez de aminorar aumenta, como aumentan las ejecuciones, las desapariciones y los hallazgos casi diarios de tumbas clandestinas.

Por si algo faltara, esos hallazgos ni siquiera corren por cuenta de las autoridades como para maquillar la cruda realidad pregonando que hacen algo, no.

La localización de cuerpos o restos humanos es fruto de la penosa tarea que por infinito amor realizan grupos el de las Madres Buscadoras de Sonora.

Y lo hacen casi con las uñas, incluso topando con el desdén y hasta bloqueos de las propias autoridades, si no es que con las amenazas directas de criminales que las ponen bajo la mira, como le ha sucedido y ha venido denunciando Cecilia Flores, la dirigente del mencionado colectivo de búsqueda.

Lo denuncia, pero no se arredra, porque como ha declarado, está dispuesta incluso a jugarse la vida en la búsqueda de su hijo desaparecido.

Si el mensaje que transmite Mónica Murrieta Morales podría circunscribirse al ámbito estatal, el de Ceci Flores va más allá, como para dimensionar el verdadero nivel de negligencia, incapacidad o indolencia frente a una criminalidad que está ahogando a la ciudadanía y tiñendo de sangre a todo el país.

A propósito del sonado caso de la jovencita Debanhi Escobar en Nuevo León –desaparecida y asesinada- y la entrevista que su padre sostendría con el Presidente de la República, Cecilia Flores le advirtió en redes sociales:

“Abrazo a la familia de Debanhi Escobar con profundo dolor y respeto. Y sin ninguna intención que les desanime en su búsqueda de verdad y justicia les digo que el presidente López Obrador no cumple. Miente para salir del paso. Lo hizo con doña Marisela Chaidez y conmigo”.

De ese grado la frustración, el coraje y la decepción. Y de piso a techo, porque si el mismísimo Presidente no cumple, y miente para salir del paso, ¿qué se puede esperar de los de abajo, en el mejor de los casos rebasados o abrumados por la asfixiante inseguridad, si no es que coludidos con los criminales?

Por si algo les faltara a los miles de deudos como Mónica o como Cecilia, López Obrador envió hace días el más terrible, absurdo e insultante mensaje que en esa materia haya emitido un Presidente, al admitir que su gobierno cuida a los criminales “porque también son humanos”.

AMLO: Catecismo
chicharronero

El hombre que juró respetar y hacer respetar la Constitución y con ello el principio básico de todo gobierno, que es brindar seguridad a sus gobernados, tiró a la basura la investidura y abdicó de su responsabilidad legal, para disfrazarse de “humanista” y equiparar a los criminales con la gente decente.

Como si necesitaran más espacio para hacer lo que les da la gana, el Presidente los justifica y los indulta por adelantado, en una burla cruel contra tantos agraviados por una delincuencia sin freno.

Convenenciero, se le olvidó que los mexicanos votaron por un Presidente, no por un guía espiritual y moral, como si se tratara del Papa, de Mahoma o del Dalai Lama.

Si por la víspera se saca el día, quizá no estemos lejos de que AMLO decrete la disolución del Ejército, la desaparición de todos los cuerpos policiacos, el cierre de los penales y la liberación de todos los presos, así sean los de la peor ralea, bajo un Evangelio chicharronero made in Macuspana, de que no sólo “son humanos”, sino que “todos somos hermanos”.

Y entonces sí, con la ley de la selva en vigencia, que cada quien se rasque con sus uñas y se defienda como pueda.

Claudia Indira
Contreras: Rollo
de cilindrero

Y si desde la cabeza parten ese tipo de mensajes, no es de extrañar entonces que la Fiscal Claudia Indira Contreras siga repitiendo como canción de cilindrero que las investigaciones continúan, que el caso de Abel Murrieta es una de sus prioridades, que siguen viendo y analizando videos, y entrevistando gente… y que las hilachas.

En suma, cero resultados y cien por ciento de impunidad.

Por eso, a un año de distancia del asesinato de su padre, retumba el mensaje de Mónica Murrieta Morales de que no cree en ninguna autoridad, como retumba y sacude conciencias el de Cecilia Flores y sus Madres Buscadoras, acusando al Presidente de que no cumple, y de que miente sólo para salir del paso.

¡Qué tristeza y qué decepción!

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