Ayudaron a brigadistas desde el primer día del incendio forestal de Álamos
Álamos, Sonora.- A pesar que Joaquín y Griselda estuvieron a tan solo 200 metros del incendio forestal, el matrimonio decidió quedarse para apoyar en las labores de sofocación y control de este siniestro considerado por Conafor como el de mayor devastación al área natural protegida de la sierra en los últimos 20 años en Álamos.
El señor Joaquín Eduardo Acosta Nieblas, aseguró que el jueves 14 de abril por la noche cuando inició el fuego en el área de la “Huerta Los Urrea”, sus dos hijos y él, no dudaron para incorporarse a las brigadas.
Comentó que, para el viernes 15 de abril, su esposa empezó a preparar la comida a los combatientes que llegaban a su ranchito fatigados, buscando tomar un poco agua y descansar, luego de horas de mucho esfuerzo físico por las labores de sofocación y mitigación, en un clima muy adverso por el intenso sol, el calor, el fuego, el humo y las altas temperaturas.
Joaquín, al igual que otras cinco familias están recibiendo apoyo por parte del DIF Municipal con despensas, alimentos, agua y mangueras negras para poder bajar el agua al ganado.
“Gracias al presidente municipal Víctor Balderrama Cárdenas y al DIF Municipal que nos están apoyando con despensas, alimentos, agua y mangueras para poder bajar el agua de gravedad a nuestro ganado,” expresó el ejidatario.
El hombre de la sierrita es parte de las cinco familias que radican en la sierrita y una de las generaciones que tiene cerca de 200 años viviendo en el mismo lugar.
Desde el 2009, Joaquín es brigadista voluntario, mismo que ha recibido capacitación constante por parte de la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR) para poder participar en las tareas de sofocación y control de incendios forestales.
“Somos dueños de estos pequeños ranchitos y nos duele como se quema el área natural protegida donde hay animales silvestres en peligro de extinción, además de flora y fauna,” compartió.
Griselda, comentó que su participación en la elaboración de la comida a brigadistas, es lo menos que pudo hacer por estas personas que, en lugar de mantenerse en casa con su familia, prefirieron arriesgar sus propias vidas para poner a salvo a los Alamenses.
“Yo elaboré la comida a un grupo de brigadistas, a como pudimos. Les pudimos hacer caldos, frijol, caldo de lentejas, machaca. Afortunadamente lo que habíamos comprado para Semana Santa, lo utilizamos para hacer la comida a los combatientes. Afortunadamente rápidamente empezamos a recibir agua, sueros, pan, galletas y comida enlatada” comentó.
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