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CARRUSEL: · Ante la emergencia, voto y bono de confianza al “Mayito” · Los yaquis se pitorrearon de AMLO… Y ahora de Durazo

Por Víctor Fausto Silva D.


Ni modo, debe reconocerse que tampoco estaba el horno para bollos: el alcalde de Navojoa tuvo que tirarse al agua para solicitar un préstamo bancario, que le ayude a enfrentar la situación de emergencia que le heredó doña Chayo Quintero.

Al “Mayito” Martínez le tocó en suerte coincidir con la etapa de transición en el gobierno estatal, que si bien de entrada no le ayuda mucho porque el Gobernador dice que también le dejaron el changarro en quiebra, tampoco pasará mucho tiempo para que ese escenario le sea favorable, una vez que los flujos financieros se estabilicen.

La marca guinda en los mandos estatal y municipal deberá pesar y rendir resultados a corto plazo, aunque de momento los navojoenses –y el propio alcalde- sientan el agua al cuello con tanto atraso.

Por lo menos, como dicen los politólogos de café, los astros están alineados, aunque habrá que ver si alcanza un trienio para más o menos parchar el desgarriate de la pandilla de depredadores que, a Dios gracias, ya se fue.

Esa convicción y esa esperanza de que habrá capacidad para enderezar el barco, se vio reflejada en el hecho de que la propuesta presentada por el Tesorero Marco Antonio Sánchez de enganchar un crédito de 44 millones de pesos, haya sido votada por unanimidad.

Contar incluso con el respaldo de los regidores de oposición implica para el “Mayito” un voto de confianza que de entrada vale oro, como lo es también para el propio Tesorero, al que le tocará no sólo sacar adelante el compromiso de superar la emergencia y pagar lo pedido, sino de hacer rendir los centavos para que el alcalde pueda cumplir sus compromisos.

Lo bueno es que en esas danzas Sánchez no se cuece al primer hervor. Trae credenciales serias tanto en el ámbito privado como en el público, y seguramente las hará valer. Por algo lo puso ahí el “Mayito”.

El Cabildo de Navojoa: 

Buen indicio de 

corresponsabilidad

Por lo pronto y mientras maniobra para abrir otras puertas, el alcalde acaba de conseguir un tanque de oxígeno y un nada despreciable bono político de parte del Cabildo, lo que marca una diferencia abismal con su antecesora, que se encargó de convertir a su cuerpo colegiado en ring de box y lucha donde el más molacho mascaba piedras a la hora de los recordatorios maternales y uno que otro empujón.

Con las primeras pinceladas de respeto y corresponsabilidad, pintan mejor los tiempos por venir.

Los yaquis no tienen palabra


Los yaquis: Hacen lo 

que les da la gana

Estaba visto, pero nada más a los del gobierno les gusta hacerle al Tío Lolo, que se hacía tonto solo: los yaquis no están dispuestos a soltar la jugosa caja registradora que les ha significado el bloqueo carretero, con el consiguiente cobro de cuotas sobre la carretera internacional.

Podrá venir López Obrador y hasta conseguir que vengan el rey de España y el mismísimo Papa a pedirles perdón por los abusos de la conquista y la monserga que usted guste y mande, pero los señores seguirán haciendo bueno el dicho aquél de que ningún cochi suelta una mazorca.

Acaba de publicarse el enésimo abuso cometido contra un operador de tráiler al que le propinaron una macaniza en su hechizo retén -seguramente por no “mocharse” con ellos-, y las autoridades siguen haciéndose de la vista gorda.

López Obrador presumió meses atrás que con su acuerdo de paz y justicia para la tribu yaqui prácticamente pasaba a ser el nuevo Tata Lázaro (Cárdenas), pero no bien dejó Sonora cuando los indios ya estaban pitorreándose de él y volvían a las andadas.

Durazo: No podía 

ser la excepción

Algo similar le está pasando ya al gobernador Alfonso Durazo, que les prometió conseguirles una zona económica especial e incluso derivarles recursos de una caseta de cobro por el derecho de tránsito en su territorio, a cambio de que liberaran el paso carretero.

Lo hicieron unos cuantos días, como para que luciera el triunfal anuncio del mandatario, pero luego volvió la burra al trigo: ahí están haciendo y deshaciendo, bloqueando el paso, cobrando lo que les pega la gana y macaneando al que proteste, mientras las autoridades nomás chiflan de ladito, incapaces de marcarles un alto, lo que acrecienta su insolencia y la impunidad con la que actúan.

Como nos dijo un amigo cercano: pueden ofrecerles el cielo y las estrellas, pero no tienen llenadera y siempre le buscarán ruido al chicharrón. Son capaces de salir con que la dichosa caseta está chueca o les roba dos milímetros de su territorio para desecharla y volver a plantarse con su piola en su ilegal retén…que les deja un dineral y sin que nadie se los fiscalice.

Está visto: los yaquis no tienen palabra. Y a los gobernantes les encanta el juego del Tío Lolo.

Ladinos, aferrados y convenencieros como ellos solos, cada sexenio se pitorrean de los presidentes y del gobernador en turno. Porque están acostumbrados a pedir y que les den...por las buenas o por las malas.

López Obrador y Alfonso Durazo no podían ser la excepción.

Qué penoso y qué lamentable. Esa ya no es defensa de su territorio, ni de usos y costumbres: es lisa y llanamente, bandidaje…

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