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CARRUSEL: 'Chalito', de chaquetero y arribista, a mal perdedor * Megalómana, Chayito presume elevador como su gran legado

Por Víctor Fausto Silva D.

Es curiosa, a la par de vergonzosa, la forma en la que entienden y practican la democracia muchos de nuestros “políticos” - entrecomillado, porque es lo que menos tienen-: sus partidos son los mejores y más democráticos y las elecciones también, son limpias y claras… mientras ganen ellos.

En cuanto dejan de alcanzar hueso, abandonan el barco hablando pestes. O sea: la democracia son ellos, y la limpieza no se da sin ellos.

Faltaría espacio para incluir aquí a tantos especímenes de ese tipo, pero seguramente el acucioso lector los encontrará a racimos volteando hacia cualquier lado.

Y por supuesto, si no conocen ni por encimita los principios de los partidos donde se cuelan, mucho menos reconocen que en la democracia se gana o se pierde hasta por un voto.

Alfonso Durazo ganó con amplísimo margen la gubernatura, con una legitimidad que está fuera de toda duda, pero quizás la tronazón de cuetes del festejo volvió locos a varios de sus correligionarios –es un decir: en realidad llegaron como arribistas- que ahora se sienten extrañados y hasta robados de que el jalón del bavispense no los haya incluido.

Está viéndose en Hermosillo, por ejemplo, donde  a la alcaldesa Célida López no le cabe en la cabeza que Durazo haya ganado la gubernatura y ella no haya podido reelegirse.

En su derecho al pataleo exigió y obtuvo el recuento de actas y votos, sólo para confirmar el desprecio ciudadano, y ahora amenaza con irse a tribunales.

Lo que no ganó en la cancha lo quiere arrebatar en la mesa, pues.

“Chalito” Enríquez: ensoberbiado y rabioso

Acá más cerca en el sur, está dándose un caso similar con el ex candidato de Morena a la presidencia de Álamos, Rafael “Chalito” Enríquez Corral, superado en buena lid por Víctor Manuel Balderrama Cárdenas, que impulsado por la alianza PRI-PAN-PRD se agenció limpiamente la reelección.


De nefastos antecedentes a su paso por el PRI y por el PAN, el “Chalito” creyó que llegaría comiéndose la lumbre a puños luego de asaltar las siglas de Morena, desbancando en la candidatura a quien sí la merecía, Samuel Borbón, sólo para toparse con pared, porque en su soberbia olvidó tres pequeños detalles:

1.- Los alamenses son muy conservadores en cuanto a elegir a quienes les garanticen gobiernos serios, honestos y responsables. De resultados, no de ocurrencias ni promesas huecas.

2.- Esa misma condición hace que los alamenses valoren firmeza y lealtad de convicciones y rechacen a los “chapulines” advenedizos que sólo ven por sus propios intereses, así sea dejando antecedentes de corrupción por donde van ocupando cargos. Y el “Chalito” es de esos.

3.- La gente es suficientemente madura como para esperar campañas de propuestas razonables y viables, no mitotes ni ataques. Y Enríquez Corral quiso llegar vomitando odio y descalificaciones, que ahora acentúa con la amenaza de recurrir al Tribunal Electoral, cuando ya la gente le demostró en las urnas un contundente rechazo.

Otra vez, pues: si no gano yo, no hay democracia ni limpieza.

Muy pocas luces muestra para entender además lo que es el voto diferenciado, que lo mismo beneficia a unos que tumba a otros.

Seguramente le enchila que la alamense Zulema Bours haya dado la sorpresa ganando por el Partido Verde la diputación local del XXI Distrito, dejando de lado convenencieramente que la dama sí aportó discurso y propuestas, como a sus pocas entendederas también le ha de resultar incomprensible que Alfonso Durazo haya ganado en Los Tanques mientras él perdía, lo que lo sacó de sus casillas al grado de retar a golpes a Samuel Borbón, representante del bavispense en el municipio.

Son muchas cosas para caberle en la cabeza.

Ya ensoberbiado y rabioso-, ¿por qué no pide de una buena vez el recuento de votos de la elección de gobernador? En un descuido descubre que él arrasó ¡y que Alfonso Durazo no ganó!

Además de chaquetero y arribista, el “Chalito” está resultando mal perdedor.

A menos que, acostumbrado a la ubre del poder, esté usando su derecho al pataleo para que el gobernador electo voltee a verlo y lo aplaque, tirándole con un hueso.

Pero si de eso se tratara, chiquita le quedaría a Durazo la estructura del gobierno que encabezará, para acomodar a tanto vivales que se le quiere parar en los dedos gordos.

La “magna obra”

La que sigue con la brújula extraviada –pero siempre a su favor- es la alcaldesa de Navojoa, Chayito Quintero, tratando a toda costa de grabar su nombre con letras de oro por encima de cualquiera que haya dirigido el municipio.


Ayer presumió como su “magna obra” el elevador que está construyendo en el palacio municipal, y fiel a su costumbre, se tiró baldazos de autoelogios.


Chayito y su elevador: ¿prioritario?

Campechana y grandilocuente, no escatimó en calificativos:

“Es una obra muy grande, muy majestuosa, un elevador moderno, bonito, funcional, de primer nivel, los navojoenses se merecen esto y más… vamos a dejarles un gran legado”, dijo, y sólo faltó que el poeta Jesús Guadalupe Morales leyera ahí uno de sus amelcochados y rastreros panfletos.

Nadie ha dicho que la “majestuosa obra” no sea necesaria para adultos mayores o personas con discapacidad. Lo que la gente está cuestionándose es si dicha obra resultaba más prioritaria que garantizar el suministro de agua, tapar los baches y reparar las fugas de agua (limpia y de drenaje) que tapizan el municipio.

Eso sin contar con que según especialistas, un aparato de esos se cotiza en 800 mil pesos y pico, no en los casi 3 millones que la señora anuncia de costo… y sin licitación alguna.

“Vamos a dejarles un gran legado”. Megalomanía pura.

Como decían los viejos: no tienen llenadera…

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