CARRUSEL: Durazo: del triunfalismo soberbio, al desplome * Gándara: crecimiento y suma, incluso de rivales
Por Víctor Fausto Silva D.
Ahora sí, señores y señoras, vayan sacándole brillo a la credencial de elector, porque la hora de votar está a la vuelta de la esquina.
Los candidatos ya hicieron lo suyo -algunos el ridículo, pero allá ellos- y los sondeos y las encuestas quedarán como mero punto de referencia ante el poder decisivo del voto.
Atípica por la pandemia y la preocupación por sobrevivir, que definitivamente “robaron cámara” entre la población, la contienda finalmente logró recuperar algo del calor y la pasión que la caracteriza, y si bien están en juego alcaldías y diputaciones locales y federales, los ojos estarán puestos en el relevo en la gubernatura.
Fuera de los “ismos” propios de los radicales, el desempeño de los dos principales contendientes, El Borrego Gándara y Alfonso Durazo, permitió a quienes observamos la carrera desde las gradas allegarnos elementos de juicio que definitivamente podrían ser decisivos el llamado “Día D”.
Durazo: eran más las echadas que las ponedoras |
1.- El hecho de que de acuerdo a las encuestas, Morena cantaba al principio una victoria con supuestos márgenes aplastantes...hasta que los sondeos fueron revelando que eran más las echadas que las ponedoras.
Esas mismas encuestas revelaron que la diferencia fue achicándose hasta el grado de que Ernesto Gándara no sólo empataba el marcador, sino que incluso lo rebasaba, así fuera por escaso margen.
Borrego: caballo que alcanza, gana |
Empezó a malabarear. Recién llegado de la ciudad de México, donde ha hecho toda su carrera política, proclamó que prácticamente tenía la gubernatura en la bolsa “por amplísimo margen”, pero luego se fue a los números y como en el juego aquél del “Tin Marín de do pingüé”, bailoteó entre los 14 puntos de ventaja y después en un “2 a 1” que ninguna de las encuestadoras serias detectaba por ningún lado.
Las cuentas alegres se festinaban en casa, pero afuera la realidad era otra, porque los distintos sondeos en la intención del voto tuvieron una constante: El Borrego nunca dejó de crecer, hasta que, por lo menos, alcanzó. Y recordamos aquí el viejo dicho: caballo que alcanza, gana.
2.- Aún con la campaña negra desatada en su contra, El Borrego nunca dejó de sumar, y no sólo a simpatizantes o indecisos, sino a muchos que en un principio estaban en el bando contrario.
Es cierto que el campanazo de más ruido fue el de Ricardo Bours Castelo, pero el desgranadero terminó incluyendo hasta candidatos de partidos como el PT o el propio Morena en distintas plazas del estado.
El efecto fue necesariamente preocupante en las filas de Durazo Montaño, pues demostraba que en vez de sumar adeptos de distintos niveles y tamaños, los perdía. Y en vísperas de una batalla como la que se avecina, ningún general puede darse el lujo de ver mermada a su tropa.
Súmele usted el desbarre de despreciar a los candidatos del PT –les hizo el feo en SU templete- para calibrar de qué tamaño es su soberbia. Eso reforzó la estampida, pues si como candidato y en plena recta final de campaña ninguneaba a sus aliados, ¿qué podrían esperar de él en un eventual triunfo?
Casi aparejado a estos dos factores, apareció aquella demoledora exhibición periodística sobre la insultante fortuna de quien se autoproclama como defensor de los pobres, de la honestidad y la trasparencia.
Durazo no tuvo la menor intención de aclarar de dónde se hizo de mulas Pedro, ni por qué se pasó por el arco del triunfo la obligación legal de cumplir con una escrupulosa declaración patrimonial.
Los sonorenses no le merecieron esa mínima muestra de respeto. Vaya: ni siquiera mandó a un achichincle segundón a tratar de tejer alguna explicación. ¿Por qué explicar su fortuna (“unos centavitos”, dijo meses atrás) a una bola de mugrosos argüenderos, si por el sólo hecho de haber trabajado con AMLO ya fue bendecido con la máxima pureza?
El hombre de la cacareada transparencia prefirió arrinconarse en lo oscurito, apostándole quizás a que pronto pasara el ruido, mientras él cerraba campaña con un discurso de autoelogios a su honestidad y de lambisconería hacia su mecenas López Obrador, asegurando que si gana, el Presidente le meterá millonadas a los municipios, como si no supieran los alcaldes -incluidos los de Morena-, que en tres años no les ha tirado con un mísero peso.
Otra vez: el reparto de espejitos para engatusar indios.
Como en el PRIANato que ahora vomita.
Como en el PRIANato que tan bien conoció Alfonso Durazo, porque ahí se forjó.
Los cierres: otro indicador
Para concluir este somero análisis, estimado lector, añadiríamos el factor de los cierres de campaña, que a querer y no, siempre han sido un indicador de cuánto alcanza a permear entre la gente un candidato.
Acá en Navojoa, nos tocó constatar la presencia de no menos de 8 mil personas en el evento del Borrego Gándara, y si se le suman las estimaciones de los actos en Hermosillo, Puerto Peñasco y San Luis, bien puede decirse que le pegó a los 30 mil.
En cuanto a Durazo, podrían tomarse como referencia dos de sus cierres, por haberse escenificado en plazas donde Morena es gobierno y donde se supone que debió demostrar el máximo músculo: en la capital del estado y en San Luis Río Colorado.
El acto con más asistentes fue el de este domingo frente a la Unison en Hermosillo…con la salvedad de que lo organizó la alcaldesa con licencia Célida López, aplicando un aparatoso y costoso despliegue de camiones urbanos para el acarreo de gente de las colonias.
Y ni modo: las benditas redes sociales exhibieron tanto el operativo como el acomodo de las unidades en calles cercanas al evento, lo cual en ninguno de sus actos ocurrió con Gándara, al que oooobviamente le pusieron “cola” los morenistas, que cámara en mano fracasaron buscando por dónde pegarle.
Durazo debería haberse llevado a la folclórica dama del florido lenguaje a que le organizara también el acarreo en San Luis Río Colorado, porque ya en pleno discurso del bavispense, aquello parecía velorio, con un desolador número de mesas desocupadas.
Ahí, en plaza morenista, El Borrego juntó más de 5 mil gentes
Y otra vez, ni modo: ahí están los videos en las redes…
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