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#CARRUSEL: La CTM desnuda política de garrote del Estado

Javier Villarreal: Truenan por hartazgo

Por Víctor Fausto Silva D.

No hubo desfile obrero, pero la CTM Estatal no lo necesitó para soltarle tamaño mandarriazo público al gobierno del estado.

Fue un golpe en seco que lo mismo tuvo como destinataria a la gobernadora Claudia Pavlovich Arellano por ser cabeza, que al Secretario de Gobierno Miguel Pompa Corella como encargado de la política interna y naturalmente, al inefable represor Secretario del Trabajo, Horacio Valenzuela Ibarra.

Desde su encabezado, el manifiesto de la tropa que comanda Javier Villarreal Gámez no dejó lugar a dudas sobre el nivel de hartazgo y rabia que priva entre sus filas:

“Un primero de mayo diferente: en Sonora impera la ley del garrote!!! La justicia laboral está entregada al poder económico de caciques regionales y despachos patronales divinos!”

Los dos primeros párrafos lo sintetizan todo:

Claudia Pavlovich: Le dicen una cosa y pasa otra
“La gobernabilidad democrática brilla por su ausencia en Sonora; el Estado se encuentra en manos de parientes políticos y compadres que encierran al poder público en una burbuja, que aísla a un gobierno cada vez más ausente de los problemas sociales”.

“La prepotencia y arrogancia de algunos funcionarios, basada en el abuso de poder y el desprecio por el genuino servicio público, sólo nos lleva al despotismo; los conflictos de interés y de poder al interior del Gobierno se reflejan en la constante insensibilidad, mentiras y desgano por la solución oportuna y eficaz de las demandas laborales y sociales de los trabajadores”.

Si bien es cierto que el saco ha venido llenándose de piedritas, volviéndolo cada vez más pesado para los trabajadores, lo que vino a derramar el vaso fue el conflicto del transporte urbano en Hermosillo, donde aprovechando la contingencia por el coronavirus, los patrones decidieron por sus pistolas reducir el número de operadores –por la baja de usuarios y también dizque para protegerlos-, pero además reduciéndoles el sueldo a migajas.

Las unilaterales decisiones, más la sospechosa sordera y complacencia del gobierno estatal, terminaron por provocar el estallido que llevó a los choferes al bloqueo de calles exigiendo respeto a sus derechos, sólo para toparse con represión, cárcel y despidos injustificados.

El problema viene de más atrás, cuando “la modernización” del servicio –que el gobierno cacareó como un gran logro- “se hizo atropellando a concesionarios y especialmente a los operadores sindicalizados, desconociendo su contrato colectivo de trabajo por un ‘inversionista’ de la ciudad de México, que sólo busca utilidades, explotando vilmente a los trabajadores sonorenses”, según señala explica la CTM.

“La única explicación de tanto desorden –indica el manifiesto- es la sospecha de que existen intereses económicos del círculo más cercano al poder en este negocio, ya que cuando reclamamos al patrón nuestros derechos ¡se enoja el gobierno!”

Y si de entrada en ese proceso el piso nunca estuvo parejo para los trabajadores del volante, las cosas se pusieron peor, porque a quienes están jugándose hasta la vida por prestar el servicio en plena contingencia sanitaria, les bajaron el sueldo semanal ¡a menos de la mitad!

Ya entrados en el abuso y también por sus pistolas, a los choferes que por algún padecimiento son más vulnerables ante el coronavirus, los patrones los mandarón a sus casas con un escuálido salario de 123 pesos diarios.

Ante el abuso y la evidente complicidad del gobierno estatal, el conflicto escaló:

“Durante varias semanas pedimos diálogo y tuvimos autoridades sordas; desesperados, los operadores bloquearon calles pidiendo diálogo y justicia laboral, y como respuesta, les aplicaron la ley del garrote”, narra la CTM.

Al atropello patronal se sumó el gubernamental: ipso facto apareció la policía “y con violencia innecesaria” detuvieron a 3 operadores durante 19 horas y sin derecho a ver abogados. Cuando un juez resolvió su inmediata liberación, los trabajadores recibieron otros dos garrotazos: en el Cereso los retuvieron ilegalmente 5 horas más, y luego como represalia los patrones despidieron a 30 de ellos.

Y otra vez, el gobierno del estado hizo mutis, como ha venido haciéndolo no sólo en este conflicto, sino en otros similares.

En este espacio hemos documentado varios casos en los cuales Horacio Valenzuela tira a la basura su papel de árbitro y asume el de abogado patronal.

Lo hizo con aquél camionazo donde murieron jornaleros en Vícam (entre ellos dos menores de edad), donde de entrada justificó a los patrones diciendo que los involucrados “apenas” iban a su primer día de trabajo, lo que desmintieron ellos mismos al revelar que tenían años laborando ¡y hasta sin Seguro Social!

Horacio Valenzuela: Represor y abogado patronal
Eso, sin contar con que mientras Horacio Valenzuela se hace chombito eludiendo su responsabilidad, los pobres jornaleros siguen jugándose la vida, transportados como si fueran vacas en vehículos que de plano se andan desarmando. Y el señor no ve nunca nada de eso, ocupado como anda en garrotear trabajadores para evitarle huelgas a la Gobernadora.

Otro punto en el cual hace énfasis la CTM es el relativo a los emplazamientos a huelga, que también aquí hemos tocado:

“Cuando los trabajadores ejercemos nuestro derecho constitucional a huelga por abusos de algunas empresas, de inmediato y ya por costumbre, el gobierno archiva los expedientes de huelga”.

Lo asentamos aquí hace meses: es el modus operandi de Horacio Valenzuela para pavonearse ante la Gobernadora de que le mantiene la paz laboral en Sonora…a punta de garrotazos.

El caso más reciente se dio en el Organismo Operador de Agua de Navojoa, cuando a pesar de admitir como legalmente justificado el emplazamiento a huelga del sindicato comandado por Orlando Lara Alcántar por infinidad de atropellos de la alcaldesa Chayito Quintero, en cuestión de minutos el señor ordenó declararlo inexistente y enviarlo al archivo de la Junta de Conciliación.

Y como ese tiene Horacio Valenzuela una sarta de denuncias, especialmente por machincuepas legaloides en el tribunal laboral con sede en Cajeme.

No es nueva, pues, su descarada actuación como abogado patronal, aunque su aparente negligencia o ineptitud apesta a complicidad, porque en cuanto se suscitan accidentes con jornaleros agrícolas, por ejemplo, vuelve a descubrirse que laboran a la buena de Dios en los campos, donde siguen trabajando menores de edad, a contrapelo de lo que sostiene la Gobernadora, de que aquí ya se erradicó el trabajo infantil.

Un punto más, y gravísimo, toca el manifiesto cetemista:

En plena pandemia, en Sonora están operando ilegalmente más de 50 maquiladoras no esenciales, y otras que no se apegan al ordenamiento federal de cuidar la sana distancia y no superar las 50 personas por recinto.

“El riesgo de contagio es enorme para los trabajadores y no hay autoridad que haga cumplir la ley”, lamentan, sin dejar de lado el otro agravante: “Hay mucha confusión, muchos despidos y grades dudas ente patrones y trabajadores” a raíz de la pandemia.

Por todo ello, la CTM está pidiéndole a la Gobernadora que convoque a un diálogo tripartita: gobierno, empresarios y obreros, buscando poner orden y armonizar las relaciones laborales.

¿Le tomará la palabra la Gobernadora a Javier Villarreal, o seguiremos viendo como se resuelven las cosas a macanazos, el estilo del que tanto disfruta el prepotente Horacio Valenzuela y ante el cual Pompa Corella hace como que la virgen le habla?

Conociendo la historia de lucha de los cetemistas sonorenses, seguramente no pasará mucho tiempo para saberlo, amable lector.

Víctor Fausto Silva Duran
Periodismocomoes@gmail.com

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