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CARRUSEL: 1.- No, no es “mano negra”: Es hartazgo 2.- A Trump ya no le gustaron los abrazos

López Obrador: Salida fácil y mediocre
Está visto que a López Obrador no le gusta comer de las que guisa, como dice el dicho.

Él, campeón indiscutible de la protesta callejera que atropelló derechos e intereses lo mismo de particulares cuando bloqueó impunemente la avenida Reforma, que del gobierno cuando orquestó el boicot de pagos a la CFE en Tabasco, ahora se queja de que las mujeres pasen a la muy justa y justificada ofensiva para defenderse, en protesta por los crecientes feminicidios.

En vez de someter a su gabinete de seguridad a una severa autocrítica y exigir resultados, el Presidente recurrió a su manual preferido: el de la descalificación.

Ante el llamado al paro nacional “Un día sin nosotras” para este 9 de marzo, ya les endilgó a las organizadoras que son títeres de “la derecha” y “los conservadores”, una salida tan fácil como ridícula mientras la violencia sigue sacudiendo y ensangrentando al país y él sigue con s letanía de que todo tiene su origen en el nefasto neoliberalismo económico.

Si antes era Carlos Salinas su villano favorito, ahora lo es el neoliberalismo, que a él le sirve de pretexto para justificar los nulos resultados de su gobierno y la parálisis de su gabinete, especialmente en dos de los rubros más sensibles de cualquier país: la falta de crecimiento económico y la inseguridad pública.

¿Que aumentan las masacres y la ejecución de mujeres en el país? Es culpa del neoliberalismo. ¿Que el país ni siquiera llegó al 1 por ciento de crecimiento anual, cuando él prometió por lo menos 4 por ciento? ¿Que las Afores están registrando niveles nunca vistos de retiros por desempleo? ¿Que el gobierno sigue sin soltar como se debe el presupuesto para detonar obra pública, mientras él lo califica como un logro en ahorros? ¿Que no hay medicinas para niños y mujeres con cáncer? ¿Que el nuevo Instituto para la Salud anda de cabeza en los estados y nadie le explica a la gente cómo diablos se atenderá, ahora que la dejaron sin Seguro Popular?

¡De eso y más es culpable el neoliberalismo!

¿Que por fin la gente parece haber llegado al hartazgo del atole con el dedo para tomar las calles y exigirle que se ponga a trabajar y a dar resultados? ¡Son los conservadores! ¡Es la “mano negra” de la derecha! ¿Qué su propia esposa Beatriz Gutiérrez hizo el papelón de su vida, primero apoyando el paro de las mujeres y luego reculando vergonzosamente? ¡Seguramente fue sorprendida por las malas artes de sus adversarios!,

Son los clichés favoritos de un hombre que como candidato mostraba una estatura muy diferente al enanismo que muestra como Presidente.

¿Hasta cuándo insistirá López Obrador en anclarse en el pasado para buscar culpables, mientras el tiempo se le viene encima y no se ve que dé pie con bola?

Alguno de los manifestantes haría bien en imprimir y clavar a las puertas del Palacio Nacional la frase que en junio del 2019 publicó el politólogo colombiano Andrés Felpe Giraldo, cuya autoría se atribuyó luego erróneamente a la canciller alemana Ángela Merker:

“Ningún presidente ni alcalde "hereda problemas". Se supone que los conoce de antemano y por eso se hace elegir, para gobernar con el propósito de corregir esos problemas. Culpar a los predecesores es la salida fácil y mediocre de los malos gobiernos. Si no pueden, no se postulen”.

Eso es lo que se ve a diario en el discurso presidencial: un interminable reparto de culpas entre quienes lo antecedieron en el cargo, remontándose incluso hasta los tiempos de la conquista española para culpar ¡a Hernán Cortez! de haber cometido aquí el primer fraude electoral.

Tope en eso, porque si le da por esculcar la Biblia encontrará en ella el origen de la maldad suprema –muchísimo antes de que se inventara el maldito neoliberalismo- en el primer homicidio documentado históricamente: el de Caín matando a su hermano Abel con una quijada de burro.

En un descuido también descubre -y así nos lo receta en sus enredos desde el púlpito de la mañanera-, que la “Mafia del poder” tuvo su origen en el Sanedrín que condenó a Cristo para ser crucificado y enjaretarle a los judíos la primigenia paternidad de las ejecuciones que hoy enlutan al país. Total, se trata de buscar culpables…aunque mañosamente como es su costumbre, le sacaría la vuelta al pasaje bíblico donde Poncio Pilatos se lavó las manos, no vaya a ser que alguien le encuentre espeluznante semejanza con la realidad.

Andrés Felipe Giraldo parece haber inspirado su pensamiento en el lamentable ejemplo de López Obrador con sus pocas pero muy contundentes palabras: “Culpar a los predecesores es la salida fácil y mediocre de los malos gobiernos. Si no pueden, no se postulen”.

Se supone que por eso López Obrador se postuló ¡tres veces! a la Presidencia: porque le entendía a la compleja problemática del país; porque se suponía que además sabía cómo enfrentarla y resolverla.

Por eso cosechó 30 millones de votos. De ese tamaño era la esperanza depositada en él, y hacia ese tamaño se encaminan también la decepción y la desesperanza, ahora tomando forma física en la salida de las mujeres a las calles, en su llamado a que “El 9 (de marzo) ninguna se mueve”.

Bien por ellas, aunque desde ya el Presidente de las evasivas intente desacreditar una lucha tan legítima, como lo ha hecho ante cualquier crítica que se le haga, con su insultante afirmación de que el pueblo “está feliz, feliz, feliz”.

La regañada del Embajador

Cristopher Landau: Rudo mensaje
Está visto que a testarudo nadie le gana a López Obrador, que además a todo problema antepone su coraza de teflón, pero las cosas no parecen pintarle muy bien las cosas cuando desde Gringolandia ya le llegó un jalón de orejas, y no precisamente como cariñito de amigo.

Parece que a su cuatacho Donald Trump ya no le agradó que siga navegando con su bandera de “abrazos, no balazos” para enfrentar a la delincuencia desatada, porque le mandó una enjabonada por voz de su embajador Cristopher Landau. En una reunión entre otros con el Secretario de Seguridad Pública Alfonso Durazo, el gringo no se anduvo por las ramas:

“Hay muchas reuniones, pero lo importante es que tengamos resultados. Que haya operaciones y no solamente palabras, porque esto no puede seguir así. Yo leo los titulares de los diarios en México sobre algunas de las cosas atroces que están pasando aquí. No podemos aceptar como sociedades lo que está pasando aquí. No puede ser solamente cuestión de diálogo, es algo deprimente francamente, porque hasta ahora no hemos tenido resultados”

La regañada se dio durante la Reunión Binacional de Planeación y Seguridad Fronteriza que se realizó el pasado jueves, difundida mediante comunicado oficial de la Embajada de EU.

A la derecha de Landau, un Durazo desencajado sólo atinó a tragar gordo, especialmente por el trasfondo del mensaje, porque si bien el vocero fue el embajador, éste sin duda sólo fue el mensajero, y el tono inusualmente rudo que utilizó no será precisamente alentador para López Obrador, que tanto presume de su amistad con Trump.

Paradójicamente, ahora los mexicanos pueden tener la esperanza de que el Presidente cambie radicalmente la estrategia de los apapachos y los llamados a las mamacitas de los criminales, y no por voluntad propia, sino porque ya lo mandó decir el hombre al que tanto servilismo le ha demostrado López Obrador, que como se lo dijo Porfirio Muñoz Ledo, con tal de quedar bien con el pelo de cáñamo convirtió a México “en una jaula para los migrantes” ya la Guardia Nacional en extensión de la patrulla fronteriza gringa.

Mal empieza la semana para el que ahorcan en lunes…

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