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Carrusel: Chayito juega con fuego, incitando al enfrentamiento

Chayito Quintero: Opta por el enfrentamiento
Ayer lunes, durante su enésima catarsis exculpatoria, la alcaldesa Chayito Quintero soltó entre líneas de su amplia perorata que los trabajadores de confianza querían “y están en todo su derecho” recuperar sus espacios de trabajo en el palacio municipal, pero en realidad estaba enmascarando la peligrosa jugada que hoy martes intentó sin éxito: confrontarlos con los manifestantes de Oomapasn, para tener el pretexto de reprimirlos mediante el uso de la policía.

Marrullera, buscaba curarse en salud para cuando estallara el zafarrancho, sabedora de que por instrucciones suyas -o de sus brillantes asesores-, ya estaba citándose a los empleados para tomar prácticamente por la fuerza las instalaciones del ayuntamiento, que mantiene bloqueado el sindicato de Orlando Lara Alcántar.

Los trabajadores: Carne de cañón
La encargada de convocarlos fue la Jefa de Recursos Humanos, Adela Gutiérrez Pacheco, a quien le pescaron un audio en el cual citaba al personal a presentarse a las 8 de la mañana “con las llaves de nuestras oficinas, de nuestro palacio, para hacer fuerza y para que la maestra sienta nuestro apoyo”.

La maestra volvió a mostrar la doble cara y la doble moral que la caracterizan, pues como siempre, frente a los micrófonos y las cámaras se da golpes de pecho como conciliadora y negociadora siempre dispuesta a buscar arreglos, pero ya rodeada de sus corifeos no duda en alzar el garrote.

Empecinada y emberrinchada en no ceder ni un centímetro en un conflicto que ya amenazó con tornarse violento, no es capaz de dimensionar la peligrosidad de los pasos que da.

Ni siquiera le cae “el veinte” de que un estallido violento no hará sino acelerar la percepción de ingobernabilidad por la cual se acusa a su administración, un elemento más de apoyo para quienes están insistiendo en que el Congreso del Estado la someta a juicio político.

Tampoco lo ven ni lo valoran así quienes asesorándola parecen más empeñados en destituirla que en ayudarla, una especie de célula de talibanes radicales encabezados por el secretario de la comuna, Jesús Guadalupe Morales, y el director jurídico Jesús Abel Merino, más otros Maquiavelos de huarache que también le soplan al oído diciéndole sólo lo que a ella le gusta, no lo que le conviene a ella y a los navojoenses.

Ramón René García Vallejo: 
De esquirol a porro
Este martes, ante el inminente encontronazo, hasta la policía municipal estaba preparada con vallas de contención, y no precisamente porque el personal de confianza se presentara listo para el choque, sino porque desde muy temprano quedó en evidencia cómo planeaba la alcaldesa reventar el movimiento de Oomapas: echándoles encima a los otros trabajadores sindicalizados, a los que encabeza Ramón René García Vallejo.

Si ya había mostrado dotes de esquirol dándole la espalda a los trabajadores de Oomapasn, ahora García Vallejo asumió descaradamente el papel de porro aportando lo que funcionaría como fuerza de choque de la Presidenta Municipal.

Acarreados en varias unidades, los trabajadores se apostaron a la espera de recibir la orden de tomar por la fuerza el palacio, acción en la cual presumiblemente recibirían el apoyo de la fuerza pública.

Por angas o mangas –algo se movió fuera del control de la belicosa alcaldesa-, no llegó la orden de atacar que daría el secretario del ayuntamiento como encargado del operativo. No llegó o en alguien cupo la prudencia de no acatarla, porque aquello se hubiera convertido en un campo de batalla callejera con impredecibles pero nefastos resultados.

Finalmente abortó la intentona, pero no deja de exhibir en su justa dimensión tanto a Chayito Quintero como a García Vallejo.

A la primera como mentirosa contumaz y sin escrúpulos, porque ordenó o dio el visto bueno para que se organizara el encontronazo si prever el grave saldo que pudo haber arrojado y que, eso sí, hipócritamente después hubiera lamentado dándose golpes de pecho en público.

La señora volvió a demostrar en los hechos que una cosa es lo que dice y otra lo que hace. Sigue echando por delante la cerrazón y la soberbia, y sigue dándole vuelo a las febriles iniciativas de sus asesores, que cada vez la acercan más al precipicio de una salida vergonzosa.

En vez de ponderar el diálogo y la negociación como cualidades de un buen gobernante, Chayito Quintero cree que sentarse en una mesa con sus contrapartes es un signo de debilidad, de doblegamiento.

En vez de eso está apostándole a la política de confrontación y división, tan irresponsable como peligrosa. No sólo despidió a Orlando Lara, sino que por sus pistolas lo despojó del legítimo liderazgo que le reconocieron y le otorgaron los trabajadores en asamblea, y por ende se niega a dialogar con él.

Ella, tan purista a la hora de exhortarlo para que se conduzca dentro de los cauces institucionales, es la primera en desconocer dichas instancias. Se le olvida que no lo puso ella en el cargo, sino los trabajadores.

En suma, quiere hacer lo que le da la gana, aunque esté soltando un bumerang que tarde o temprano le pegará en la frente.

Y en el caso de Ramón René García Vallejo, oficialista hasta el grado de prestarle sus propias oficinas a la patrona, también está jugando con fuego prestándose a las jugarretas de una alcaldesa ensoberbiada, que ya no mide las consecuencias de sus actos.

A la vista de los trabajadores, a los que ahora sacó a las calles como carne de cañón, está pasando de esquirol a porro.

Y contra los de su propia clase…

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