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Carrusel: 1.- Otra vez: jornaleros a la buena de Dios 2.- Horacio Valenzuela: tracamandanga

Otro accidente, por negligencia del gobierno
Recordará usted, estimado lector, que en su momento tocamos aquí el tema del camionazo de Vícam que dejó un saldo de 8 jornaleros muertos, entre ellos dos menores de edad, lo que evidenció la criminal negligencia en la que incurren funcionarios haciéndose de la vista gorda ante las recurrentes violaciones a la ley…hasta que vienen las desgracias.

El accidente exhibió que el Secretario del Trabajo, Horacio Valenzuela Ibarra, con todo y sus discursos triunfalistas, está lejos de cumplirle a la gobernadora Claudia Pavlovich su compromiso de levantar la llamada “bandera blanca” con la que se daría por desterrado el trabajo infantil en Sonora.

Ante el camionazo de Vícam, el titular de trabajo primero optó por hacerse chombito y hasta asumió postura de abogado patronal cuando dijo que los menores fallecidos ni siquiera habían sido contratados aún. Sólo le faltó decir que iban de raite a la escuela.

El teatrito se le vino abajo cuando el delegado del IMSS reveló que ni siquiera los jornaleros adultos contaban con seguridad social. Uno de ellos específicamente, narró que tenía 4 años laborando en el mismo campo, sin servicios médicos.

Hablar de cuatro años es hablar del mismo tiempo que tiene en el cargo la gobernadora Pavlovich, y por supuesto, Horacio Valenzuela, a quien por lo visto no le ha alcanzado ese plazo (y al paso que va ni el sexenio) para hacer valer su autoridad verificando que los patrones cumplan con la ley. ¡Ah!, pero eso sí: qué bueno salió para evitar huelgas, así sea atropellando el derecho de los trabajadores.

Como ya estaba al descubierto y en un descuido hasta la rienda le jaló la Gobernadora, Valenzuela Ibarra tuvo que recular y dizque salió a tronarles el chicote a los patrones, advirtiéndoles sobre las graves sanciones que contempla la ley para quienes contratan a menores de edad. Hasta aquí va la película, porque no se volvió a saber que, como está obligado por ley, Horacio Valenzuela se haya convertido en justiciero

Carlos Morales Buelna: 
También se hace chombito

El tamaño de la desgracia ocurrida en Vícam, sobre todo por los fallecidos y el hecho de que ente ellos se encontraran dos menores, permitió que otro funcionario estatal, el Director del Transporte Carlos Morales Buelna, siguiera nadando de muertito…hasta que casi se repetía la tragedia.

La madrugada de este jueves sobre la carretera 4 de la Costa de Hermosillo, otra unidad que transportaba jornaleros agrícolas con destino a La Atravesada se volcó, arrojando un saldo inicial de 24 heridos, 5 de ellos de gravedad.

A la hora de redactar estas líneas no se tenían más datos, salvo que el chofer atribuyó el accidente a la ponchadura de una llanta, pero el hecho confirma por enésima vez lo que cualquiera (menos las autoridades) detecta en las regiones agrícolas del estado: los jornaleros siguen a la buena de Dios, jugándose la vida ya no en los surcos o en empacadoras donde corran riesgo por el uso de maquinaria, sino en lo más elemental, el transporte que los lleva y los trae entre sus hogares y sus centros de trabajo.

Prácticamente los movilizan como si fueran ganado, sin las más elementales condiciones de seguridad, y si los de Vícam iban a bordo de un destartalado camión de pasajeros, los de la Costa estaban peor, porque eran trasladados en una camioneta tipo Van, que por lo visto en las fotografías, también era del año del caldo.

¿Cómo caben 24 trabajadores- más el chofer- en un vehículo de ese tipo y tamaño? Eso sólo se explica si van amontonados o casi estibados, lo cual debería ser totalmente inadmisible y por supuesto, merecedor de fuertes sanciones para quienes se dedican al negocio de movilizarlos.

Se entiende que quizás los patrones y mucho menos los jornaleros tienen culpa directa porque se ven obligados a utilizar el transporte que tienen a la mano, pero es ooootra omisión criminal, en este caso de Morales Buelna y sus inspectores, que sigan solapando a concesionarios irresponsables, dedicados a sacar raja de la necesidad ajena sin invertir los recursos mínimos para garantizar un servicio digno y seguro para los trabajadores.

Basta con pasar por la llamada Calle 12 o poblado Miguel Alemán para constatar en las terminales las condiciones en que se presta el servicio: con vehículos inadecuados y viejérrimos, que a simple vista denotan la falta de mantenimiento.

Por lo pronto, ahí está otra raya al tigre para funcionarios negligentes del gobierno estatal. Y si en el caso de Vícam la merecida exhibición como irresponsable fue para Horacio Valenzuela, Morales Buelna no le va muy a la zaga en el de la Costa.

Nada más falta que entre los accidentados haya menores de edad, para que también este inepto salga con que apenas iban a su primer día de trabajo, porque de dientes para afuera, en Sonora está desterrada la explotación infantil.

Horacio Valenzuela: Se dio a la fuga, sin pagar
A Horacio le hablan en Bacobampo

A propósito de Horacio Valenzuela, un lector de Bacobampo, su tierra, nos hace llegar atento recado para el Secretario del Trabajo, que transcribimos sin quitarle ni ponerle:

“Además de su obligación de cumplir eficientemente con el cargo que ahora desempeña y que viene quedando en entredicho, sobre todo con el accidente de los jornaleros en Vícam donde murieron dos menores de edad, el señor Horacio Valenzuela debería dar una demostración de decencia pagando lo que debe.

Resulta que cuando fue candidato en el 2006 a diputado local por el distrito XX con cabecera en Etchojoa, rentó para oficina de campaña una casa ubicada en la Avenida Obregón, entre Veracruz y Tabasco, misma que ocupó durante 3 meses, propiedad de la familia Ramírez, (del extesorero municipal Raúl Ramírez Zazueta), pero en cuanto perdió la elección frente a Zacarías Neyoy levantó el vuelo y nadie lo volvió a ver.

Eso sería lo de menos, pero el señor Valenzuela Ibarra se fue sin pagar los tres meses de renta (a cuatro mil pesos cada uno) y el consumo de luz correspondiente a ese periodo.

Y si en aquel entonces cuando le reclamaron el adeudo tachó de “indios malagradecidos” a quienes le cobraron, ¿qué se puede esperar de él si a la mejor sigue tratando con el mismo desprecio a los trabajadores agrícolas que laboran en la región donde él nació? ¿Se creerá europeo o de sangre azul?”

Hasta aquí el mensaje recibido, amable lector.

Qué feo que aparte de negligente, alguien se arriesgue a que le endilguen el muy regional y sonoro mote de tracamandanga, que se aplica a los malapaga…

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