CARRUSEL
Entre brujos, iluminados y milagreros
+ Meade, Anaya y el Peje inician el reparto de espejitos, así caigan en el terreno de los disparates + A Meade ya sólo le falta el apoyo de “La Paca” para amarrar el triunfo + Al imberbe Ricardo Anaya se le ocurrió apostarle a la desmemoria y Calderón le tupió + López Obrador ofrece pacificar el país como si fuera enchílame otra torta + Se saca de la manga a Alfonso Durazo para la Secretaría de Seguridad y sigue allegándose a los dueños del dinero
Meade, el Peje y Anaya: en casa del jabonero…
Es visto y sabido que cada seis años, a nuestros políticos les da por reinventar al país, y afanados en ello –y en jugarle el dedo en la boca al ciudadano- no es nada raro que como parte de las campañas electorales comencemos a ver tanto el ofrecimiento de alcanzar el paraíso terrenal como una sarta de disparates. Es el reparto de espejitos a cambio de votos, pues.
Y no se miden, porque con tal de parecer serios, reflexivos y conocedores de cuanto tema se les atraviesa, terminan por encajar en aquello de que en casa del jabonero, el que no cae resbala.
Nadie se salva, porque mire usted:
Días atrás comentamos que el señor José Antonio Meade, el delfín de Peña Nieto por el PRI, salió con la puntada de proponer examen antidoping y siquiátrico para todos los candidatos, lo que obviamente terminó cayendo en el canasto de las ocurrencias, de la chunga.
Ahora se aventó otro resbalón en Aguascalientes, donde un reportero le preguntó su opinión sobre el supuesto triunfo que le vaticina el diario Financial Times, y muy orondo, no dudó ni una décima de segundo en equipararse a Vicente Fox a la hora de sufrir ataque de diarrea verbal:
- Mira, si tomamos en consideración yo te diría tres: Lo que dice la Bruja Zulema, lo que dice el Financial Times y lo que dice la militancia, no cabe duda que vamos a ganar.
¡Dios bendito! ¡La bruja Zulema – a quien no pocos ubican como Zulemo- por encima de la militancia! ¿Estarán asesorando al-ilustre-tecnócrata-no-
La bruja Zulema: por encima de la militancia
Pero como en estas dazas nunca están de más los refuerzos, ya consiguió otro Nostradamus totonaca, pues según se publicó este jueves, también el llamado “Brujo Mayor” echó mano de sus renegridas artes, tiró campañas, padrón electoral y votos a la basura y dijo que no hay de otra: el señor Meade ya puede ir encasquetándose la banda presidencial. ¡No, po´s sí!, con esos empujones gana cualquiera, y sin tentar baranda.
Por el lado del Frente PAN- PRD-Movimiento Ciudadano, debe reconocerse que hasta el momento su candidato Ricardo Anaya prácticamente no ha dicho ni pío como para medirlo, y aunque seguramente sobrará tiempo para hacerlo, la sola mescolanza en que se batieron dichos partidos, conocidos por las abismales diferencias entre sí, hace pensar en una carreta a la cual se le enganchan bueyes por delante y por detrás, sólo para ver, no si gana la carrera, sino ¡para dónde arranca!
Ricardo Anaya: habló y lo calló Calderón
Para empezar, desde que se amachó por embolsarse la candidatura, Anaya desató un leonero que se le fue encima adentro del mismo partido que dirigía (el PAN), pleito coronado con la salida de Margarita Zavala, que obviamente le granjeó el odio de su marido Felipe Calderón.
Ahora que el imberbe candidato del amasijo PAN-PRD-MC abrió la boca achacándole a Meade la autoría de los gasolinazos, Calderón no dudó para echarle en cara que “El PAN de Ricardo Anaya votó a favor de las leyes de ingreso y de las reformas al IEPS que propiciaron los aumentos de gasolina de los últimos años a los que él se refiere. Él incluso era diputado en las reformas del IEPS”, según afirmó vía Twitter.
¡Tómala! Seguramente el ex presidente mantendrá la mira fija para escopetearlo cuantas veces sea necesario y le dé su regalada gana, porque en juego que tiene desquite, ni quién se pique. Para seguir tupiéndole, Calderón debe tener sobrado parque, saldo de aquella luna de miel PRI-PAN fruto del Pacto por México.
Por los rumbos de Morena, uno pensaría que su abanderado Andrés Manuel López Obrador -con doctorado cum laude en candidatura presidencial- habría adquirido madurez suficiente como para saber que la gente olfatea a kilómetros cuando se le da jarabe de pico, y aun así sigue haciéndolo.
Si al desbocado Chente Fox se le criticó en su momento su frivolidad de asegurar que en 15 minutos resolvería el conflicto zapatista de Chiapas, ahora el Peje no hace malos quesos ofreciendo que cambiará radicalmente la estrategia de seguridad pública y que “a mitad del sexenio ya no habrá guerra”, como si fuera enchílenme otra torta, a menos que amnistíe (como ya lo ofreció), exorcise, beatifique y meta a la cofradía de la Vela Perpetua a cuanto hampón anda suelto.
Eso sí, al Peje debe reconocérsele que a diferencia de sus contrincantes está anunciando por adelantado a quienes integrarían su gabinete, como para demostrar que no teme someterlos desde ya al escrutinio público.
Este jueves, por lo pronto, anunció como su carta para la Secretaría de Seguridad Pública al sonorense Alfonso Durazo Montaño, ex secretario particular de Luis Donaldo Colosio y Vicente Fox, y por supuesto, pronto le abrieron fuego desde el PRI reprochándole que en esa materia, el ex priista y ex foxista no conoce ni la O por lo redondo.
Será el sereno, pero el mesías ya pontificó, y para los mexicanos acostumbrados a los prodigiosos abusos del dedazo, tampoco sería el primer caso del político sabelotodo que de la noche a la mañana es capaz de brincar de taquero a astronauta.
López Obrador: suma gargantones
En cambio, nadie chistó cuando en el mismo acto, López Obrador anunció como integrante del Consejo Asesor para Garantizar la Paz a Marcos Fastlicht, ni más ni menos que suegro de Emilio Azcárraga, el dueño de Televisa, que devaluada y todo sigue siendo uno de los poderes fácticos de este país.
Tampoco se le fueron al cuello cuando días atrás anunció como futuro Secretario de Turismo a Miguel Torruco Márquez, consuegro de Carlos Slim.
Nooooo, si no hay borracho que coma lumbre… aunque a más de cuatro se les han de haber parado los pelos al ver que el Peje está jalando a los hombres del dinero, a quienes no hace mucho tiempo se les vendió la idea de que el tabasqueño era un peligro para México.
Hay que jalar sillas, amable lector, porque a diferencia de otras elecciones, ahora está viéndose que los dueños del país están dividiendo sus apuestas, como para jugar sobre seguro por aquello de no te entumas.
Habrá que esperar a que los señores aspirantes se decidan a dejar atrás los actos efectistas y de ilusionismo para plantear en serio cómo se proponen sacar adelante al país, sobre todo en una cuesta de enero más empinada que nunca y una irritación social –malhumor, maquillaría Peña Nieto- que sin duda actuarán como levadura en muchos que ven las elecciones como oportunidad de cobrar revancha en las urnas.
Y en ese nada amable contexto, el que lleva las de perder, con todo y artes brujeriles, es sin duda el señor Meade, porque si todos los más recientes males de este país se achacan a Felipe Calderón y a Peña Nieto, él trae el sello de ambos, porque con ambos colaboró.
De pasadita, también nos hará falta por lo menos un chamán para que nos oriente sobre la pelotera, porque en esto ya se mezclaron brujos, iluminados y milagreros.
¡Qué país éste! ¡Qué país!
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