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“Estrategia de seguridad federal no es un fracaso”: Manelich




Captura de criminales que están entre los 122 objetivos prioritarios es la prueba, dice; es preferible tener mejores policías que contar con más elementos, asegura

La estrategia en materia de seguridad en el país no ha fallado, por el contrario, ha tenido buenos resultados, arma el comisionado General de la Policía Federal, Manelich Castilla Craviotto.

El funcionario va más a fondo de la situación: se debe poner sobre la mesa lo que se está haciendo como sociedad.

“Sería un fracaso si no tuviéramos a los delincuentes que se encuentran hoy procesados y otros sentenciados; sería fracasar no haber tenido el personal disponible para atender las catástrofes  que nos tocó atender. Lo demás merece analizarse y valorarse sin apasionamientos y sin usar a la seguridad como una estrategia para demeritar”, enfatiza.

En entrevista con EL UNIVERSAL, el mando de la Policía Federal comenta que si bien lo deseable es tener más elementos, prefiere continuar con el estado de fuerza actual, con buenos perles, en lugar de crecer de manera desordenada. En el supuesto de contar con una división de inteligencia, independiente de la división con la que cuentan, subraya que no es la alternativa y que lo mejor es fortalecer la que tiene.

Resalta la necesidad del Mando Único y pide a los que no están de acuerdo con esa iniciativa “no casarse con ideas añejas, por ejemplo, que el Mando Único es una cortina de humo”. Espera entrarle al tema sin coyunturas políticas.

Menciona los delitos cometidos en el ciberespacio. Temas como la explotación sexual infantil y trata de personas son algunos de los que abordará con toda la seriedad que merece el próximo lunes, durante la Primera Cumbre Hemisférica sobre trata de personas que contará con expertos internacionales.

Octubre es el mes más violento registrado en los últimos 20 años. ¿Está fracasando la estrategia en materia de seguridad?

—Pasan muchas cosas que tendrían que estudiarse. Una estrategia de seguridad no es a veces el reflejo de lo que está sucediendo.

Estamos en un momento en el que la sobreinformación y la adopción de ciertos modelos o patrones de comportamiento se establecen con una velocidad impresionante. Hay valores tergiversados que permean en ciertos ámbitos sociales y que influyen en el comportamiento de las personas.

La cultura es lo más rico que puede tener un país; si se fragmenta, dando como pie subculturas, los patrones de comportamiento se modifican.

Dentro de esto, la subcultura criminal obedece a veces a coyunturas que no necesariamente reflejan una estrategia fallida, sino que simplemente están reflejando un momento distinto de aquel en el que se trazó el rumbo para los esfuerzos de los gobiernos.

La fragmentación criminal es una amenaza en cualquier lugar. Hay ciertos países en los que estas manifestaciones de violencia no se presentan porque hay grupos hegemónicos. La estrategia como tal ha traído buenos resultados en México, tenemos detenidos a criminales gracias a una estrategia que funcionó, delincuentes a los que hace algunos años parecía imposible detener.

Eso también se tiene que poner sobre la mesa. No podemos cargar la responsabilidad completa a las instancias de seguridad sin hacer una autocrítica de qué estamos haciendo como sociedad para favorecer estas conductas delictivas.

“No hacemos política”

¿Entonces la política de seguridad no ha fallado?

—No. Tenemos resultados, sería un fracaso si no tuviéramos a los delincuentes que se encuentran hoy procesados y otros sentenciados; sería fracasar que las encuestas de la institución más seria en la medición de los indicadores en el país nos estuvieran reprobando.

Sería fracasar no haber tenido el personal disponible para atender las catástrofes que nos tocó atender. Lo demás merece analizarse y valorarse, sin apasionamientos y sin usar a la seguridad como una estrategia para demeritar otros ámbitos; a nosotros no nos corresponde hacer política.

Su estado de fuerza es aproximadamente de 40 mil elementos, ¿cuántos más les faltan?

—Primero tendríamos que decir cuántos policías tenemos en los tres órdenes de gobierno en todo el país. Según el Inegi, hay entre 400 mil y 450 mil para atender la demanda de más de 120 millones de mexicanos. Creo que no es un tema de números, sino de capacidades.

En un modelo moderno, un policía debe ser capaz de modificar entornos, tener liderazgo, capacitación, estudios y ser confiable. Un agente confiable puede hacer el trabajo de mil 500 oficiales dedicados a perseguir delincuentes. El que aspira a ejercer liderazgo en ciertas zonas genera más condiciones de seguridad, que a veces el despliegue de cientos.

La Policía Federal debe tener verdaderos expertos en seguridad, de manera integral, que entre otras cosas dominen la función policial.

En el fondo, el debate es cómo están los policías, si tienen capacidades, son confiables y tienen estudios. Si no fortalecemos a los estados, el esfuerzo se va a quedar como aislado. La misma capacidad de resolver problemas de un policía federal la debe tener un elemento estatal.




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